Julian De Busturia

Ni 100 días de tregua

El nuevo Lehendakari Pradales no nos ha dado ni 100 días de tregua para seguir adelante con su proyecto estrella, el Guggenheim en Urdabai.

Me hago eco del mensaje que lanzó Pello Otxandiano sobre otorgar 100 días de gracia al nuevo gobierno, para ver hacia qué lado se va a escorar. Pues bueno, ya nos están lanzado algunos mensajes claros, como los que hemos conocido esta semana tras la reunión que han mantenido Imanol Pradales y los Diputados Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Uno de esos mensajes ha sido que el Guggenheim que tratan de imponer en Gernika y Murueta va para adelante, y la «reflexión» que anunció Iñigo Urkullu en su día, solo tuvo un objetivo electoral en mente. Es más, según nos han anunciado, el faraónico proyecto va a coger velocidad de crucero durante estos cuatro años, aprovechando que no hay elecciones a la vista.

El cinismo de este gobierno no acaba aquí, la nueva consejera de cultura (otra que ha accedido al puesto por su gran sensibilidad cultural) ahora nos dice que el futuro de Urdaibai estará ligado a una estrategia que vincule a la naturaleza y la cultura. Otra nueva ocurrencia de marketing político made in Sabin Etxea. Creo que más bien a lo que se refiere es, a que la buena salud del partido se mantiene con el binomio de cemento y obra pública.

Como bien dice Ramón Zallo una y otra vez, para entender lo que se esconde detrás del nuevo Guggenheim, hemos de reflexionar en que hasta ahora solo se nos ha hablado del plan inmobiliario y las obras que hay detrás, pero seguimos sin saber qué contenido cultural va a tener este proyecto.

Somos muchos los que pensamos que la construcción del museo no solo es una aberración y otra cacicada más del partido jeltzale, sino que nos tememos que las normas de protección de Urdaibai se vayan relajando tanto que no tardaran en empezar a turistificar toda la comarca, aún más.

Pues que tengan una cosa muy clara los responsables políticos, si ellos no nos dan tregua nosotros tampoco, seguiremos organizándonos y manteniendo la presión para que Busturia no sea una comarca dependiente del turismo y el ladrillo.

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