Lorena Grocin

Irati Jiménez y los sofistas

Si hay algo que reconocerle a Irati Jiménez en su artículo del 27 de junio para NAIZ, es la gran asimilación que ha hecho de parte del discurso sofista. Ese, que eleva la opinión a criterio de verdad.

Las «TERF» odian, afirma Irati, y eso es una verdad absoluta sin reparar en que el propio término «TERF» es lo verdaderamente insultante y despectivo. Y lo afirma, además, sin aportar prueba alguna, sin citar un solo comentario que desprecie a las personas que, según ella, el feminismo radical odia.

No puedo, por tanto, hacer otra cosa que invitarle a mostrar una sola pancarta de la manifestación del 26J en la que se pueda leer «Kill trans», porque con el lema «Kill TERFs» se pueden encontrar unas cuantas. Y es que a Irati Jiménez se le olvida comentar que se convocó una contramanifestación (algo ilegal, dicho sea de paso), a la que acudió gente que, únicamente, pretende callarnos y violentarnos. ¡Vaya, qué despiste!

También, le invito a que revise quienes generaron disturbios en Barcelona o quien tuvo que ir a urgencias en Murcia, más que nada porque eso son hechos y no meras opiniones aceptadas como verdaderas, porque yo lo valgo.

Y sí, el feminismo habla de que el género está asociado a los genitales, pero no lo hace como algo que sea aceptable, sino desde la crítica, es decir, que eso es precisamente lo que no hay que permitir; dar por hecho que las niñas juegan con muñecas y los niños con camiones.

Es la teoría queer la que acepta y refuerza esos roles, es la teoría queer la promulga discursos acientíficos.

De todos modos, y volviendo a ese mantra del supuesto odio, quizá, deben ser NAIZ, Irati Jiménez y la población en general quienes tienen que reflexionar sobre si manifestarse pacíficamente, para evidenciar una crítica legítima a una ley concreta, es odio, porque igual, el día de mañana, esta rotunda afirmación se les puede volver en contra. Quizá entonces se entienda que el eslogan es «Feminismo o barbarie» y no barbarie, en nombre del feminismo.

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