Más matemáticas y menos filosofía
Sorprende los proyectos de impulsar el conocimiento de las matemáticas, pero no se valoran los de filosofía, ética o el humanismo. Priman los valores del legalismo, la eficacia o la astucia para acumular beneficios, aunque sea a costa de depreciar los valores humanos como la confianza mutua o la difusión de la honestidad en las transacciones mercantiles y sociales. Así va el mundo; pues quien basa su actividad en esos principios profesionales son considerados ineficientes a los que se les puede engañar más fácilmente que a expertos cuya valoración profesional se centra en las tácticas agresivas que emplean para negociar sean o no justas, siempre cumpliendo rigurosamente la letra de la legislación vigente, aunque se valoren más las argucias y las técnicas para eludirla por medio de subterfugios o con asesores que muestran el índice del prestigio ético que otorga la sociedad moderna y cuente con consejeros ex altos funcionarios que son los que allanan el ambiente previo y quienes sean los que dan la cara en caso de que algún resentido publique la letra pequeña de los contratos, asuman el riesgo y se jueguen el tipo para ocultar al protagonista real. Ahora que la opinión pública vigila más y no se deja engañar por la prensa vicaria y se publican las maniobras de los políticos para enriquecerse o lograr el poder es cuando aparecen los filósofos que ignoran las matemáticas y que se convierten en imprescindibles para el progreso de la humanidad y los estudiantes les están perdiendo el miedo a los algoritmos es cuando se publican modestos manuales de ética para criticar las tarifas justas socialmente de los monopolios, multinacionales o instituciones financieras mundiales dirigidas por exministros con muchos conocimientos matemáticos y legales, pero cesados por alguna chapuza por «pasarse de listo» o para ocultar de ser investigado y condenado el presidente de algún país u organismo mundial o considerar justo el genocidio del pueblo palestino por «el derecho de Israel a defenderse». ¿Para qué necesitan la filosofía los Trump, Biden, Macron, Elon Musk, Netanyahu, Milei, Putin o Núñez Feijóo?