Del frente de cárceles al frente para vaciarlas
El volumen de adhesiones acumulado por la iniciativa ‘‘Amnistiaren norabidean, euskal preso eta iheslariak etxera’’, presentada hace un mes de Usurbil, la convierte en uno de los acontecimientos de estos cinco últimos años de lucha por llevar a término el proceso de resolución. Haber logrado superar ya las 1.500 aportaciones deja claro que se trata de un posicionamiento cargado de razones y capaz de ilusionar.
La iniciativa reúne y moviliza a exprisioneros, exrefugiados y exdeportados políticos vascos, que suman decenas de miles de años de militancia y han pasado entre rejas por ello más de 15.000 años. Se dice pronto, pero es un periodo tremendamente extenso e intenso, en el que su aportación se ha situado dentro de lo que se ha venido a denominar «frente de cárceles» o «de makos». Un espacio duro de lucha; lógico, coherente y hasta inevitable por la existencia de un conflicto armado abierto; caracterizado por la resistencia (por no decir supervivencia) y por la confrontación con la legalidad (aunque sin renunciar a utilizar sus resquicios). Ahora, cuando la izquierda abertzale ha abierto la vía hacia la resolución, en la misma lógica estas mismas personas marcan la dirección que resume el manifiesto: vaciar las cárceles, pasar la página del exilio y la deportación, traer a todos esos militantes a casa para que sigan impulsando la causa independentista.
La cerrazón de los estados no da pie a equívocos. Esta lucha seguirá siendo dura, quizás tanto como la anterior. Habrá que empujar, perseverar y no desesperar. No hay garantías absolutas. Lo que cambia es el horizonte, mucho más esperanzador e ilusionante. Y también las propias fuerzas: en este frente ya no pueden estar solos los presos y quienes siempre les han acompañado, sino todas las personas que –sobre todo en Euskal Herria– entiendan que es hora de soluciones y reconciliación. El paso de estos 1.500 despeja un camino que merece ser acompañado, y la marcha del domingo en Bilbo es la oportunidad de sumarse.