El modelo de gobierno de la izquierda a debate
Las elecciones legislativas en Venezuela han dejado como resultado una abultada victoria de la oposición, que ha logrado mayoría cualificada de diputados, lo que le permitirá condicionar la actuación del ejecutivo e, incluso, modificar la constitución. Se abre, por lo tanto, una etapa que estará marcada por la cohabitación entre un poder ejecutivo dependiente del presidente Nicolás Maduro y una cámara legislativa dominada por la oposición. Un periodo, además, lleno de incertidumbres, tanto por la actitud que pueda tomar la oposición –muy beligerante hasta ahora con el chavismo, pero que no forma un cuerpo homogéneo– como por las contradicciones que pueda arrastrar el partido que sustenta la presidencia de Maduro y que pueden agudizarse con la derrota del domingo.
17 años después de que Hugo Chávez triunfara en unas elecciones ha llegado la primera derrota de la izquierda en Venezuela. Entre las causas destacan sobre otras cuestiones los problemas económicos de Venezuela: la dependencia de la economía de las regalías del petróleo y la ausencia de un tejido productivo medianamente eficiente se han transformado –cuando los precios del petróleo se han hundido– en escasez e inflación. La falta de ingresos ha dejado en evidencia los problemas de ineficiencia, corrupción y clientelismo que el chavismo no ha podido solucionar, además de despojar de recursos a la política social y condicionar las conquistas sociales que han sido una de las banderas del proyecto bolivariano del PSUV.
Al fracaso de la izquierda en las elecciones presidenciales de Argentina hace 15 días, sigue ahora la derrota en Venezuela. La pérdida de apoyo en ambos casos viene tras largos periodos de gobierno, lo que forzará una reflexión sobre el modo de gobernar de la izquierda. La denuncia de las injusticias y la reivindicación de la igualdad no es suficiente si no se acompaña de políticas viables que den soluciones reales a necesidades concretas de la ciudadanía.