El PKK no debe estar en la misma lista que el ISIS

La redada policial en diferentes puntos del Estado español contra activistas que supuestamente han colaborado con la causa kurda es una muestra más de la perversión de la denominada «guerra contra el terror». En un momento en el que el mundo entero está horrorizado ante los avances del ISIS, las autoridades españolas ponen su foco criminalizador en la resistencia kurda, la comunidad que más valientemente está haciendo frente al proyecto totalitario y a los salvajes métodos de los yihadistas. En un momento en el que la comunidad internacional debería apoyar sin reparos y colaborar con las diferentes fuerzas kurdas que ejercen de vanguardia política y armada frente a esa amenaza global, que debería sostener el desarrollo de su comunidad y de su proyecto democrático, el Estado español prioriza sus intereses en el Mediterráneo, su posición subalterna en el eje atlantista y su apoyo a la estrategia saboteadora de Erdogan en Turquía y en la región.     

Dentro de las acusaciones contra los arrestados se señala que han apoyado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que tras un intento fallido de negociación está en el punto de mira de Ankara y que está en la lista de «organizaciones terroristas» de la UE. Esa lista es parte del legado de la fallida «lucha contra el terror», de las ocupaciones de Irak y Afganistán, de las que el mismo ISIS no deja de ser una manifestación más. Un síntoma terrible, parte del escenario propiciado por las potencias occidentales. Si bien todos aceptan el fracaso de esta estrategia, nadie quiere renunciar a las medidas excepcionales que establecieron entonces y que son parte de una agenda securócrata y contrainsurgente.

Sin perder de vista la necesidad de abolir la lista en sí, de desarrollar un programa para recuperar libertades y derechos en Europa, resulta insostenible que en esa lista esté por un lado el ISIS y por otro quienes lo combaten. No se debe permitir el chantaje turco ni propiciar el ventajismo español. Los europeos, y dentro de ellos los vascos, saben que la trinchera de la justicia está del lado de los kurdos.

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