Imagen y compromiso con la libertad de los presos

Una representación de colectivos y personas implicados en la defensa de los derechos de las presas y presos políticos vascos presentaron ayer la nueva imagen del movimiento. Un símbolo que se renueva –pierde el mapa– en consonancia con el nuevo escenario que se vislumbra en el horizonte y que se caracteriza por el final de la política de dispersión tras más de 34 años de sufrimiento físico, económico y emocional, no solo para los presos, sino también para familiares, amigos y allegados. Una fase expira, pero con ella no termina la excepcionalidad que todavía se sigue aplicando a los prisioneros vascos, ahora de la mano de decisiones judiciales que buscan condicionar y retrasar su libertad.

La nueva imagen sirve asimismo para precisar el objetivo de la actual coyuntura. A punto de cerrarse la repatriación, es el momento de que las personas presas recuperen por fin la libertad y puedan volver a su casa. Una tarea especialmente urgente teniendo en cuenta la elevada edad media del colectivo y los largos años de prisión efectiva ya cumplida que acumulan. Con la ley en la mano, la mayoría de ellos debería estar ya en libertad. Un paso que, como ha ocurrido en otros muchos procesos de resolución de conflictos, inevitablemente llegará. Superar las consecuencias del enfrentamiento implica atender a las víctimas, pero también excarcelar a las personas presas. Avanzar hacia una solución completa que supere la confrontación y ayude a reconstruir puentes conlleva necesariamente la liberación de los prisioneros. Y cuanto antes se produzca, antes se podrá cerrar la fase del conflicto y avanzar hacia nuevos escenarios de convivencia.

Avanzar en esta dirección supone sortear obstáculos y superar resistencias, algo para lo que es imprescindible la implicación social y el empuje de la ciudadanía. En ese sentido, la nueva imagen de la lucha por los derechos de los presos sirve para renovar ese amplio compromiso social. Y el primer hito en ese camino está en la convocatoria de Sare el próximo sábado en Bilbo. Una ocasión para llenar las calles y reforzar el compromiso con la libertad de los presos y la convivencia.

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