La responsabilidad de la UE también ante Turquía

El atentado que ayer en Estambul causó la muerte de una decena de personas, todas ellas turistas, además de la del autor del ataque, coincidió con la presencia en el Parlamento Europeo de varios dirigentes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP). El mismo día que un nuevo atentado brutal conmocionaba a Europa y sus líderes se apresuraban a expresar su pesar y condena, el exalcalde de Diyabakir, Osman Baydemir, denunciaba otra masacre, la que el Gobierno de Ankara lleva a cabo contra el pueblo kurdo, que comenzó precisamente cuando ese Gobierno anunció su ofensiva contra el Estado Islámico (ISIS).

Baydemir se  refirió a más de centenar y medio de civiles muertos, además del encarcelamiento de numerosos cargos electos. Curiosamente, es decir, lamentablemente, tanto en el tratamiento mediático, en su mayoría, como en el institucional al respecto no se percibe análoga conmoción. Ni siquiera ante los atentados del año pasado contra varios actos electorales del HDP, el último de ellos el 10 de octubre con un saldo de más de 100 muertos en una marcha por la paz en la capital turca.

Los dirigentes del HDP mostraron una de las claves de esa indiferencia al exigir en la Eurocámara que un acuerdo sobre refugiados no conlleve la invisibilización de los ataques del Gobierno de Ankara contra el pueblo kurdo, además de reclamar la implicación de la UE en el malparado proceso de paz que el gobernante AKP sacrificó para lograr su ansiada mayoría absoluta el pasado noviembre, llevando a su país al borde de una guerra civil. Ciertamente, la UE tiene la responsabilidad, y capacidad, de presionar a Turquía en lo referente a la cuestión kurda, es decir, de promover la recuperación de ese alto el fuego que Ankara rompió precisamente con la excusa de la lucha contra el ISIS, y ayudar a que el proceso de paz avance. No parece compatible, salvo como alarde de cinismo, la conmoción de ayer con la indiferencia ante el drama de los kurdos.

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