1977/2024 , 1 janvier

El subcomandante Marcos, hoy subcomandante Galeano.
El subcomandante Marcos, hoy subcomandante Galeano. (Wikimedia Commons)
Ramón Sola

Zapatistas; un no tan imprevisto levantamiento indígena que impactó en Euskal Herria

1994 arrancó en el mundo con un «nuevo» escenario de lucha que fue seguido con especial atención en Euskal Herria: Chiapas. La demanda indígena de «Tierra y libertad» caló hondo en este país. Todo empezó un 1 de enero como este...

La fecha del 1 de enero tiene un potente significado iniciático, así que no es extraño que dé encaje a hechos de enorme trascendencia. Si 'Egin' hubiera nacido un par de décadas antes, sin duda habría dedicado sus principales páginas a la entrada de Fidel Castro en Santiago de Cuba, certificando el triunfo de la revolución. En 1994 costó algo más percibir lo que estaba ocurriendo 1.500 kilómetros más al norte del mismo continente, donde con el inicio del año se estaba desencadenando otra revuelta indígena absolutamente imprevista.

Chiapas, de hecho, ni aparecía en los mapas informativos, pero fue ubicada con rapidez aquellos días tras el levantamiento zapatista. Una noticia que apenas sería breve reseña en el diario de aquel 3 de enero, redactada con cierto escepticismo, bajo el titular 'Los campesinos mexicanos dejaron una ciudad ocupada': «El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) abandonó pasadas las diez de la mañana de ayer la ciudad de San Cristóbal de las Casas, una de las cuatro que atacó el sábado en el Estado mexicano de Chiapas (...) Unos 2.000 campesinos, adscritos al EZLN, tomaron el sábado, además, las localidades de Ocosingo, Las Margaritas y Altamirano, donde se hicieron fuertes. El citado grupo campesino hizo pública una declaración por la que exigía al Gobierno de México, del presidente Salinas de Gortari, que restaurara 'la legalidad y la estabilidad de la nación'. En la declaración se reclamaba también una mejora de las 'condiciones de miseria' en las que viven millares de familias del campo mexicano».


La primera noticia de la insurrección destilaba escepticismo pero al día siguiente ya cobraba todo el sentido: «Emiliano Zapata no había muerto»

Un día después, el tema ya era noticia principal de portada, y a la información que detallaba unas 200 víctimas mortales en apenas tres días se le sumaba el comentario de un analista francés, Etienne Lafargue, dando al levantamiento el sentido histórico que tenía: «¡Qué neoliberalismo, qué posmodernismo ni qué nada! Tenían razón las viejas leyendas campesinas: Emiliano Zapata, el 'Coloso del sur', héroe de la Revolución mexicana de 1910-17, no había muerto, cabalgaba por las montañas del sur para regresar algún día con su pueblo a la lucha por la 'Tierra y libertad'».

Aquel levantamiento de los «nadie» sería seguido con especial atención desde las páginas de 'Egin' primero y GARA después. Ello abarcó tanto la parte del conflicto armado, que se mantuvo intermitentemente hasta el año 2000, como los procesos de diálogo con los sucesivos gobiernos mexicanos, la situación de las comunidades indígenas y las sucesivas Declaraciones de la Selva Lacandona. En la sexta, emitida en 2005, el EZLN anunció su decisión de dejar las armas y apostar por la vía exclusivamente política.

Subcomandante Marcos y ETA

Para entonces, la revuelta zapatista había tenido una deriva colateral en la que GARA fue foco informativo principal. Ocurrió en 2002-03, cuando el subcomandante Marcos (el líder zapatista cuyo nombre ya aparecía en aquella primera información de 1994) planteó públicamente a ETA un proceso de diálogo con el Gobierno español, con algunos apuntes algo estrambóticos, como que la sede podían ser las islas Canarias y debía conllevar un alto el fuego de 177 días.

El cruce epistolar entre el subcomandante Marcos y ETA tuvo gran eco con GARA como foco informativo en 2002-03

 

Ocurrió en un contexto en que se acababa de imponer la ilegalización de la izquierda abertzale. La organización vasca contestó en GARA el 1 de enero de 2003 («nada es casual», apuntó sobre la fecha): en el comunicado recordaba al EZLN sus iniciativas por la resolución pero apuntaba que «han de ser propuestas serias, basadas en amplios consensos y apoyos, legitimados socialmente. Queremos dejarle claro que no está en nuestros objetivos formar parte de ningún tipo de 'pantomima' u 'opereta' para poder ganar el favor de las portadas de los periódicos internacionales, las páginas web, o ser un motivo para la próxima camiseta de moda en la Gran Vía madrileña».

La polémica siguió un tiempo, porque los zapatistas reivindicaron «nuestro derecho a decir lo que nos venga en gana, sobre lo que nos venga en gana y cuando se nos venga en gana. Y para esto no tenemos que consultar ni pedirle permiso a nadie. Ni a Aznar, ni al rey Juan Carlos, ni al juez Garzón, ni a ETA».

Tres décadas después, el subcomandante Marcos es el subcomandante Galeano. Chiapas sigue en el mapa en el que aquella insurrección lo instaló definitivamente. Y también continúa la represión violenta a sus demandas, con los ataques paramilitares de este 2023 como exponente más claro.