1977/2024 , 2 janvier

Tito Irazusta*

El gran Indurain

El periodista vasco Tito Irazusta (Hernani, 1955), redactor deportivo de 'Egin' desde sus inicios hasta la década de los 90, rememora a través de las siguientes líneas las grandes gestas del ciclista navarro y, asimismo, su cobertura de varias carreras para el clausurado diario, en lo que ha supuesto, por qué no, un bonito reencuentro.

Tito Irazusta posa en la redacción de GARA con el ‘Egin’ del quinto Tour de Indurain que él mismo cubrió y escribió.
Tito Irazusta posa en la redacción de GARA con el ‘Egin’ del quinto Tour de Indurain que él mismo cubrió y escribió. (Jon Urbe | FOKU)

El gran Indurain, no solo por su tamaño, sino porque deportivamente consiguió los mayores elogios que se le pueden adjudicar a una persona que elige como profesión ser ciclista profesional. Miguel dejó la mejor sensación por sus éxitos sobre la bici, pero también fuera de ella, porque es unánime la opinión de que ha sido uno de los deportistas que destacó por su saber estar y, principalmente, por un saber ganar que le hizo merecedor de un gran respeto por parte de todos sus rivales.

Resumir la vida ciclista de Miguel Indurain es muy fácil desde el punto de vista de relatar sus numerosas victorias y cómo las consiguió aunque, como él mismo resumió en el mensaje de despedida que sonó a inesperado aquel 2 de enero en Iruñea cuando nos reunió para comunicar que se bajaba de la bici, Miguel había pasado por todas las vicisitudes que puede tener un profesional desde su debut en septiembre de 1984 hasta su final en 1996. Se llegó a especular con su continuidad para intentar el asalto a por un sexto Tour, pero fuera de Banesto, tras un final tumultuoso con sus directores y siendo Once y Manolo Sáiz quienes le pretendían. Indurain decidió dejarlo.

Después de una adolescencia muy ligada a la bici, para trasladarse desde su natal Atarrabia al pueblo de su madre, Alzorriz, terminó por apuntarse al Club Ciclista Villavés y, antes de pasar a Reynolds amateur, también navarro, ya consiguió triunfos que auguraban un futuro de éxito.

Sin duda que el gran comienzo triunfal de Miguel Indurain se produjo tras decidir su director José Miguel Echavarri colocarlo como candidato a liderar el equipo a la misma altura que Perico Delgado, hasta entonces el preferido en el equipo. Pero los progresos que hacía Indurain en el ataque a las montañas, su principal talón de Aquiles por una corpulencia que fue limando, hicieron que ya nadie dudara de que había que apostar por sus posibilidades.

Y en ese Tour del 91, que era la carrera preferida del navarro, tras quedar en la subida al Tourmalet primero Delgado y después Lemond, sus grandes rivales, lanzó un especular descenso al que ya en el llano se unió Chiapucci y la llegada destacada de los dos a Val Louron (le dejó ganar al italiano, como siempre hizo cuando fortalecía su liderato), le colocó un maillot amarillo que llevó hasta París.

Allí comenzó la gran leyenda del Indurain invencible, «El extraterrestre» como lo apodaron en la prensa francesa, que asistía atónita a las demostraciones de Miguel en las grandes cronos, como aquella en Luxemburgo del 92 en la que separó a sus rivales a más de tres minutos y, aunque tuvo un desfallecimiento camino de Sestriere, se rehizo para ganar ese Tour y los tres siguientes también.

Fue el primer corredor capaz de hacer doblete Giro-Tour dos años seguidos (en el Giro del 93 Ugrumov se lo puso difícil en la montaña y quedó al final a 58 segundos en Milán). Una tendinitis sufrida en la Itzulia le impidió rendir en el siguiente Giro, aunque para el Tour volvió a estar en forma y anotarse por cuarta vez la carrera. Renunció al mundial para batir el récord de la hora de Boardman en el velódromo de Burdeos, que le arrebató un par de meses después Tony Rominger.

La gran etapa del Tour con final en La Plagne marcó su sentencia a conseguir el quinto Tour y equipararse a Anquetil, Merckx e Hinault, aunque era el primero en lograrlo de forma consecutiva. Pero el fallido intento del récord de la hora en Bogotá y la pretensión no atendida por el corredor de intentarlo de nuevo en Cali como pretendían sus directores, alteró la trayectoria de Indurain, que empezó a pensar que ya era suficiente.

Fue undécimo del Tour del 96, y sentenció así: «Sin quitarle valor a lo que ha hecho Riis, más que ganarme tengo la sensación de que fui yo quien perdió el Tour». Viajó a Atlanta a los Juegos Olímpicos y ganó un oro que luego pensó que debió ser el broche final a su carrera, pero le obligaron a correr la Vuelta, única de las grandes que no había ganado, y su retirada camino de los Lagos de Covadonga terminaron con la imagen de invencible del ciclista navarro que, después de mucho pensarlo, decidió pasar página y cerrar las más brillantes páginas que ha vivido nuestro ciclismo.

(*) Tito Irazusta nació en Hernani el 14-07-1955. A los 18 años ya participó en la retransmisión de un partido de la Real. Fue el primero en Herri Irratia, luego en otras emisoras (Ser, Cope, Radio Diario, Punto Radio... ) hasta 43 temporadas consecutivas poniendo voz a todos los partidos del equipo realista. El ciclismo fue también otro de sus fuertes, siendo en 'Egin' y la Ser donde nos trasladó las grandes exhibiciones de Miguel Indurain en el Tour. Durante 45 años dirigió también varios medios de comunicación como Cope Gipuzkoa o Teledonosti. Retransmitió, además de los partidos de la Real, 24 vueltas a España, 17 Tours, 3 mundiales de fútbol y 3 Juegos Olímpicos entre otros muchos eventos deportivos.