La ordenación de José Ignacio Munilla como obispo de Donostia, el 9 de enero de 2010, estuvo precedida de una expectación mediática sin precedentes en ese tipo de actos y rodeada de una fuerte polémica debido a su ideología ultraconservadora. La diócesis de Gipuzkoa era, desde su designación, una «olla a presión», ya que la mayoría entendía su nombramiento como un «intento de reconquista» del nacionalcatolicismo español. Muestra de ello es que 2.300 cristianos guipuzcoanos y el 80% de los párrocos suscribieron sendos documentos en contra de su designación.
Además de dar cuenta de la toma de posesión, GARA publicó un perfil analítico sobre la figura de José Ignacio Munilla y el papel que tuvo su antecesor, Juan María Uriarte, que recuperamos en este artículo.
Doce años marcados por la polémica
La era de Munilla al frente de la diócesis de Donostia se prolongó durante doce años, que estuvieron marcados por el descontento entre el clero guipuzcoano y por las continuas polémicas en torno a distintos temas, de las que también dio cuenta GARA.
En julio de 2014, un centenar de curas le entregó un escrito en el que le acusaban de llevar «la división» a la diócesis y de actuar como si esta fuera «su feudo». Lo contábamos en este artículo.
También mantuvo un fuerte pulso con las comunidades católicas de base de Gipuzkoa, que le reprocharon, entre otras actuaciones, el impulsar operaciones inmobiliarias.
Otra muestra de su ideología retrógrada fueron sus palabras en vísperas del 8 de Marzo de 2018. Con motivo de la huelga feminista, dijo que «el demonio ha metido un gol desde las propias filas» al feminismo «radical o de género», del que dijo que tiene como «víctima a la propia mujer y a la verdadera causa femenina».
Además, en ocasiones, su comportamiento cívico no pudo calificarse de «ejemplar», como ocurrió durante el primer confinamiento por la pandemia de covid: en marzo de 2020 fue multado por incumplir el estado de alarma sanitaria al conducir su coche por Donostia con una persona sentada a su lado.
Más recientemente, el verano pasado, Munilla aprovechó su intervención en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa para lanzar un alegato tránsfobo: «La ecología tiene que comenzar por el respeto hacia nosotros mismos, Dios nos ha creado bien, Dios no se equivoca, nadie nace en un cuerpo equivocado».
Munilla anunció su salida de la diócesis de Donostia en diciembre de 2021 tras ser nombrado obispo de Orihuela-Alacant, adonde desembarcó a lomos de una mula.