1977/2024 , 14 janvier

Alazne Basañez

Reconversión y evolución

Fue en 1987, el 14 de enero, cuando el Gobierno español anunció una nueva reconversión industrial, una segunda fase que en Euskal Herria supondría la eliminación de 10.000 empleos en un plazo de tres años.

La grúa Carola y cadenas, vestigios del pasado industrial en la ría del Ibaizabal.
La grúa Carola y cadenas, vestigios del pasado industrial en la ría del Ibaizabal. (Oskar MATXIN-EDESA | FOKU)

Movimiento. Los 14 de enero de los últimos 47 años recogidos en las páginas de 'Egin' y GARA son movimiento, mojones en un largo camino cuajado de temporales, maleza y trabajo, mucho, para seguir dando pasos por una Euskal Herria con todos sus derechos y una ciudadanía con dignas condiciones laborales y sociales. El desmantelamiento industrial, la crisis, la resistencia y el pulso en la calle vivieron estos 14 de enero capítulos importantes.

De hecho, fue ese día de 1987 cuando, en medio de un gran temporal que incomunicó Euskal Herria y dejó más de un centenar de muertos en Europa, el Gobierno español anunció una nueva reconversión industrial, la segunda, con la destrucción de 10.000 empleos en tres años en el sur de Euskal Herria. Precedida por un trabajo de 'Egin' que cifraba en más de 10.000 las rescisiones de contrato registradas dos años antes solo en la CAV, la noticia supuso un nuevo mazazo y elevó la alerta y la tensión en unos sectores ya machacados y en una castigada clase trabajadora. Aún no se conocía con exactitud quién iba a pagar la factura de esta nueva fase de reconversión, pero nadie dudaba de que la siderurgia, el acero común y el especial, los bienes de equipo eléctricos y la industria naval estarían en la quiniela.

Se trataba de sectores «maduros», con plantillas curtidas en la defensa de los puestos de trabajo. Era el caso de Euskalduna, el astillero situado en el centro de la capital vizcaina, en la orilla izquierda del Ibaizabal, cuyo cierre estaba ya anunciado. Aquel 14 de enero de 1988 sus trabajadores protagonizaron una protesta diferente: se dirigieron por telegrama a Carlos Solchaga, impulsor de la reconversión y ministro de Economía y Hacienda entonces, y Luis Carlos Croisier, titular de la cartera de Industria y Energía.

Según se recogía entonces, fueron mil los telegramas enviados, con mensajes que expresaban de forma muy gráfica el rechazo a los planes previstos para el astillero.
Ese mismo día, la plantilla de La Naval se manifestaba desde Sestao a Santurtzi, pasando por Portugalete, por la reapertura del astillero, en «cierre patronal» después de que los trabajadores paralizaran la producción unos días antes. 'Salvemos La Naval de Sestao y los puestos de trabajo. 600 excedentes y 1.100 regulados' rezaba la pancarta que presidía la manifestación; lema que daba cuerpo, además, a las cartas entregadas en esos ayuntamientos pidiendo su apoyo.

La crisis seguía cebándose en Ezkerraldea, pero también en eskualdes como Durangaldea, con Zornotza como exponente en 1992. Los expedientes de regulación y de suspensión temporal de empleo afectaban a centenares de trabajadores de empresas como Izar-Acenor, Izar Tools Machines, Forjas de Amorebieta...  Y es que los expedientes de regulación eran el pan de cada día. Tampoco son unos desconocidos en la actualidad. Alestis de Gasteiz y Aernnova de Berantevilla, dos empresas del sector aeronáutico, por ejemplo, presentaron sendos expedientes de regulación para destruir un total de 110 empleos. Sus plantillas ya recortadas se concentraron ante la Delegación de Trabajo de Gasteiz el 14 de enero de hace tres años.  

La desesperación en aquellos años llegó a tal extremo que hubo quien ofreció un riñón a cambio de dinero y trabajo para hacer frente a las deudas y sacar adelante a la familia, tal y como se publicó el 14 de enero de 1993, día en el que en la sección de Iritzia, en el Ez-Baika dedicado al «Balance de un año que se prometía mágico», José Trespaderne, secretario de CCOO de Bizkaia en la Administración del Estado hablaba de la congelación salarial y señalaba que el problema de fondo «es la desaparición misma del modelo de Estado de bienestar». Basilio Montes, de ESK-CUIS de AHV, abogaba en ese mismo espacio por «creerse de verdad lo que gritamos en la 'Marcha de Hierro'», aquella caminata hasta Madrid protagonizada por los trabajadores de la empresa siderúrgica un año antes en contra del desmantelamiento industrial. «El empleo se defiende luchando» destacaba y eso es lo que se veía en las calles y en acciones como la ocupación de la agencia de empleo de Baiona, protagonizada por una treintena de desempleados el 14 de enero de 1998.

Y ese pulso ha sido una constante, un dique que ha rebajado la virulencia de unos planes salvajes y que, en algunos casos, ha obligado a abrir negociaciones y evitar cierres como el previsto por Arcelor en Agurain en 2015. Las condiciones son duras en un mercado laboral precarizado desde años atrás. Las ETT formalizaron en 1997 en la CAV cien mil contratos, según los datos provisionales publicados el 14 de enero de 1998, con contrataciones que en el 30% de los casos no superaban los cinco días de duración y en el 50%, el mes.

Y muchos trabajadores y trabajadoras curtidas en mil y una batallas siguen ahora, ya jubiladas, peleando por pensiones dignas. Ante la octava reforma de las pensiones, Miren Etxezarreta, doctora en Economía por la London School of Economics, declaraba en una entrevista publicada el 14 de enero de 2011 que «bastaría una fuerte reforma fiscal para pagar gran parte de las pensiones» y subraya que las pensiones públicas «no están en crisis». Años después, en 2020, el movimiento de pensionistas vasco calificó de insuficiente la subida de las pensiones del 0,9% acordada por el Gobierno PSOE-Unidas Podemos y reivindicó una pensión mínima de 1.080 euros. Y siguen en la calle, en un movimiento constante