La campaña de este 'artefacto periodístico' que tenemos entre manos arrancaba con la relevancia que tiene para un país contar con un diario independiente en sus kioscos. Parece, en principio, una idea de autobombo para dar, más si cabe, mayor importancia a la labor informativa que se ha venido realizando desde el primer número de 'Egin' en 1977.
La idea más básica en torno a esta afirmación es que un diario independiente como el nuestro ofrece opiniones, informaciones, ideas diferenciadas a las versiones oficiales y que da voz a las personas u organizaciones socialmente apartadas de ese núcleo que podríamos llamar normalidad, bienestar, bienhacer o cualquiera de los adjetivos que hagan referencia a que nada se salga fuera del redil.
Y es cierto. Un diario independiente asume el compromiso de generar debate político, marcar agenda y suscitar el espíritu crítico en la sociedad. Pero, ¿podemos medir el alcance que puede tener el ejercicio de un periódico en una situación crucial para la política vasca?
Vayamos a lo práctico. El mes de septiembre de 2009 tres periodistas de este diario firmaban un análisis preliminar de lo que iba a acontecer en el curso político que acababa de iniciarse. Iñaki Altuna, Iñaki Iriondo y Ramón Sola ponían las pilas a una linterna que en los meses posteriores iba a alumbrar a gran parte de la sociedad vasca.
La izquierda abertzale se disponía a resolver una paradoja. Por un lado, se daban las condiciones para el cambio que permitiera materializar sus objetivos y, por otro, se encontraba muy condicionada por la estrategia represiva. En medio de esa situación de sufrimiento, prohibición y persecución, ¿se podía hablar de posibilidades reales de cambio? ¿O a la izquierda independentista solo le quedaba la disyuntiva entre resistir en una larga y dura travesía o rendirse?
Todo parecía indicar que la izquierda abertzale podría estar condenada a 'echarse al monte' a la espera de lograr alguna vez las condiciones para poder abordar otro proceso de solución y con el riesgo de perecer en el camino. Pero el revulsivo que se estaba gestando dentro del independentismo de izquierdas indicaba que aquel curso político serviría para fraguar nuevas estrategias y abrir nuevos caminos. Tenía ante sí el reto de confirmar la estrategia eficaz para lograr un nuevo escenario.
Una luz ante el apagón
El análisis rubricado por estos tres corresponsales políticos se publicó el 13 de septiembre de 2009, justamente un mes antes de la detención de varios militantes independentistas, en lo que supuso el inicio del conocido como 'caso Bateragune'. Arnaldo Otegi, Arkaitz Rodríguez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta, Rafa Díez y otras cinco personas eran arrestadas por orden del juez Baltasar Garzón.
Un mes después de la publicación de lo que era la declaración de intenciones de la izquierda abertzale para el nuevo curso político, el Estado intentaba paralizar cualquier avance en ese cambio de estrategia. La represión estatal intentaba así dinamitar la labor interna que se gestaba en el seno de la izquierda abertzale y para ello utilizaba su arma más eficaz –y rápida– y así enterrar cualquier posibilidad de cambio –y de avance–.
GARA cubrió todo lo que aconteció tanto en el día de las detenciones como en las jornadas posteriores a estos hechos. Pero, ¿se reduce a eso la labor de un diario independiente? ¿Dónde están los límites de su compromiso con la sociedad?
Con el motor del cambio encarcelado –Otegi, Rodríguez, Jacinto, Zabaleta y Díez ingresaron en prisión, y el resto quedó en libertad– resultaba vital sacar el debate interno a la opinión pública y arrojar un poco de luz ante una comunidad que necesitaba claridad ante aquella situación cegada bajo la niebla.
Siete días después de las detenciones, GARA filtraba el documento sobre el que iban a comenzar a debatir las bases de la izquierda abertzale, 'Argitzen', que recibió decenas de miles de descargas por parte de nuestras lectoras. Un documento que invitaba a transitar un nuevo camino de forma unilateral, sin ataduras a negociaciones con el Estado, realizando así una autocrítica fundamentada y que mostraba una lectura alejada de la autocomplacencia habitual en las cúpulas de los partidos políticos.
Según se reveló posteriormente en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional española por parte de los propios acusados, la operación policial para detenerlos se desencadenó apenas horas después de que pusieran en circulación ese mismo documento. En cualquier caso, la operación policial no lograba impedir este proceso, que avanzaba sin sus impulsores y culminaba cuatro meses después con la resolución 'Zutik Euskal Herria'.
Aquella linterna que se cargó a principios del inicio del curso sirvió para iluminar el resto del camino hasta llegar a un día como hoy, al 15 de febrero de 2010, cuando las bases de la izquierda abertzale dieron el espaldarazo necesario para arrancar un nuevo ciclo político.