1977/2024 , 9 mai

Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Los GAL: 'Le Monde' puso negro sobre blanco una convicción, 'Egin' aportó todos los detalles

En 1985 'Le Monde' concluyó, tras una documentada labor de investigación, que detrás de los mercenarios del GAL, en la tramoya de la guerra sucia contra el independentismo vasco, estaban los servicios policiales españoles. 'Egin' publicó años después una prolija información de aquella trama urdida en las cloacas del Estado: DOSIER SOBRE LOS GAL.

El general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, a la salida de la Audiencia de Gipuzkoa.
El general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, a la salida de la Audiencia de Gipuzkoa. (Andoni CANELLADA | FOKU)

«Policías españoles dirigen a los mercenarios de los GAL». Este contundente titular, publicado por 'Egin' hace hoy 39 años, hacía referencia a una información publicada por 'Le Monde', que en un extenso artículo analizaba la actividad de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), que llevaban ya varios años actuando mortalmente contra refugiados vascos.

Bajo el título «Policías españoles podrían haber sido los mandatarios del GAL», el influyente periódico francés confirmaba lo que en las calles de este país era más que una sospecha, una convicción, que esas siglas no eran más que el nuevo ropaje de la guerra sucia del Estado español contra el independentismo vasco.

'Le Monde' aportaba detalles como que el seguimiento al conocido mercenario Jean-Philippe Labade había llevado a la Policía gala a llegar hasta sus colaboradores, cuyo vehículo pertenecía a la Policía española y, en concreto, estaba adscrito al Servicio de Información de la Brigada Antiterrorista en Bilbo. Ese seguimiento se habría producido en junio de 1984, pocos días antes de un atentado mortal de los GAL en Biarritz, tras el cual el propio Labade fue detenido.

«La identificación del vehículo español es algo que no tiene dudas y fue en Bilbao donde un juez de instrucción permitió verificarlo», expone el diario parisino, que añade que, tras las primeras evasivas y ante la insistencia del juez, «los policías de Bilbao reconocen que los colaboradores de Jean-Philippe Labade pertenecen a la Brigada Antiterrorista». Blanco y en botella.

'Le Monde', que aporta más detalles de la investigación y de la implicación policial en la trama, llamaba la atención, asimismo, sobre que el propio Labade había «desaparecido por completo» tras ser puesto en libertad en noviembre de 1984 por la Cámara de Acusación de Pau por razones «procedimentales», pese a reconocer haber dado cobijo a los autores del atentado de Biarritz.

«Un oscuro asunto», en palabras de ese periódico, que sobrevoló el encuentro entre los ministros de Interior español y francés celebrado el 19 de abril de 1985. Un asunto que, sin embargo, la sociedad vasca veía bastante claro y ponía de manifiesto en paredes, pancartas y lemas que ligaban a la administración de Felipe González con las tropelías cometidas bajo el amparo de esas siglas.

El del GAL fue un capítulo terrible de una práctica desarrollada por el Estado español –con la necesaria colaboración francesa– que 'Egin' describió al detalle en el anuario de 1995 (https://media.naiz.eus/EGIN_1995_Dossier_guerra_sucia.pdf), un concienzudo trabajo de investigación y documentación que resumía la guerra sucia contra el independentismo vasco desde 1975 hasta esa fecha. Era un dosier que recogía el serial de 16 capítulos publicado ese año en el periódico.

Ese dosier publicado por 'Egin' hace casi treinta años pone negro sobre la blanco una realidad a la que la práctica totalidad de los medios y la mayoría de los partidos políticos intentaron poner sordina, y expone algunas de las decenas de acciones armadas cometidas bajo siglas como BVE, Triple A, GAL... explicando quiénes eran las víctimas y también los presuntos autores, con nombres, apellidos y, en algunos casos, rango.

Se trata de un documento histórico, que pone de manifiesto muchos casos de connivencia política, cuando no apoyo decidido, con la actuación de mafiosos y mercenarios, y desnuda la impostura de aquellos que hoy como ayer hacen alarde de posiciones éticas que caen por su propio peso.

Un trabajo periodístico pleno, que merece la pena leer de principio a fin y que, por ejemplo, hace incomprensible que todavía haya gente incapaz de despejar la X del GAL, habiéndolo tenido tan cerca.