La duda está en saber si, antes de contestar, a los encuestados les habrán leído sus derechos como hacen los polis de las películas. Sobre todo por aquello que todos nos hemos aprendido de «todo lo que diga puede ser utilizado en su contra».
Hablemos en serio. Se encuentra usted... pongamos que fregando. Suena el teléfono: riiinnng, riiinnng. Coge el trapo de cocina y se va hacia el aparato secándose las manos. Con un golpe de energía se echa el trapo al hombro y con la otra mano descuelga el auricular y responde fastidiado: «¿Dígame?».
– «Buenas tardes. Le llamo del Departamento de Interior».
El corazón le da un pequeño vuelco. Piensa en un accidente, pero el coche está aparcado a 200 metros del portal. Repasa mentalmente si ha sentido en fecha reciente que un flashazo le atacaba por la espalda chivándose de esos veinte kilómetros por hora por encima del límite de velocidad a los que casi siempre conduce. Desde luego, ya no está tampoco en edad de pertenecer a ningún grupo Y, X ni Z.
– «Mire, estamos haciendo una encuesta».
Suspira aliviado. Apenas balbucea un «ah, bueno» para cuando le sueltan de sopetón:
– «¿Cómo valora usted el secuestro?».
Boquiabierto, comienza a pensar en que quien le hace la pregunta conoce su número de teléfono y, por tanto, su nombre, apellidos y cualquier otro dato que pueda ser de interés para la Policía.
– «Perdón. Le preguntaba que cómo valora el secuestro», le insiste la voz del Departamento de Interior.
Y qué le va a contestar. ¿Que su hermana hace siete meses que debía haber salido de Yeserías porque ha cumplido ya las tres cuartas partes de la condena? Ante tales preguntas, y más si se las hacen a uno desde el departamento audiovisual de Atutxa, caben pocas respuestas.
Noticia estrella
Por eso, los informativos abrían ayer con que «solo uno de cada cien ciudadanos vascos aprueba el secuestro de José María Aldaya por ETA», que era como encabezaba su nota de prensa el Departamento de Interior. Un comunicado en el que entre los muchos cuadros no aparecía debidamente explicitado aquel que evidenciaba el fracaso policial y que se resumía en que «la mayoría» de los encuestados creían que «ETA conseguiría con toda probabilidad cobrar el rescate».
Solo uno de cada cien ciudadanos aprueba el secuestro de Aldaya si se lo pregunta el Departamento de Interior
Una muestra de la objetividad con la que estaba redactada la nota de Interior es la definición como «un dogma» de la «explotación de los trabajadores». Y que esta era la razón que esgrimían la mayor parte de quienes tuvieron el valor de responder que aprobaban el secuestro.
1.272 llamadas
Interior asegura haber realizado 1.272 llamadas telefónicas aplicando criterios de selección según cuotas de edad y sexo. En Araba se hicieron 346 llamadas, en Bizkaia 503 y en Gipuzkoa 423. La Consejería censó 637 mujeres y 635 hombres.
La conclusión es que existe «un rechazo casi total de la ciudadanía hacia esta nueva iniciativa criminal de la organización terrorista ETA», que únicamente se mueve por «móviles económicos» y que, aunque «conseguirá con toda probabilidad cobrar el rescate», también «conseguirá aumentar aún más su desprestigio ante la sociedad».
Inaxio Altuna, portavoz de la familia Aldaya, se mostró «plenamente de acuerdo» con los resultados de la encuesta, e incidió en que «la inmensa mayoría de los ciudadanos vascos no están de acuerdo con el secuestro», añadiendo que «son una minoría mínima» los que lo apoyan.
En cuanto a las razones del secuestro, Altuna manifestó que «solo se puede confirmar lo que ellos mismos han dicho en su comunicado, que también incluye una amenaza a aquellos que puedan negarse a la petición del llamado impuesto revolucionario».
Agregó, no obstante, que «motivos como llamar la atención sobre los problemas vascos apuntados por la mitad de los encuestados son posibles razones», pues supuso que «además de las razones expuestas por ETA en su comunicado, puede haber otras razones de fondo».