El 13 de julio de 1978 será recordado para siempre en Errenteria por el vandálico asalto que perpetró una compañía de la Policía Armada con sede en Miranda de Ebro y formada por unos 200 agentes. Bajo el mando del capitán José Luis Farizo Martín, y tras participar también en los trágicos sucesos de Iruñea y Donostia donde perdieron la vida Germán Rodríguez y Joseba Barandiaran, los policías irrumpieron en las calles de Errenteria destrozando todo lo que se encontraron por el camino.
Pero además de los destrozos realizados, los policías no dudaron en robar y saquear a plena luz del día en las tiendas y establecimientos de la localidad guipuzcoana. Un asalto que quedó inmortalizado para la posteridad en forma de fotografía, sobre todo en una de Jesús Mari Pemán en la que se ve a dos policías robando pasteles de una pastelería cuyo escaparate habían destrozado anteriormente. La foto fue publicada al día siguiente en 'Punto y Hora' y 'Deia', aunque con el paso de los años se ha convertido en una imagen icónica de lo acontecido aquel día en Errenteria.
Jesús Mari Peman, ya jubilado, reside actualmente en Hondarribia. Tenía 20 años recién cumplidos por aquel entonces y 46 años después hace un ejercicio de memoria para recordar cómo logró sacar aquella fotografía: «Yo entonces vivía en Errenteria. Estaba estudiando peritaje y lo compaginaba con colaboraciones para 'Punto y Hora' y 'Deia'. Y sí, había follón. He estado leyendo que si había alguna barricada en la entrada del pueblo, en la zona de Alaberga, donde yo vivía. Yo de eso no recuerdo nada, diría que no había absolutamente nada. Sé que entraron, he leído que eran 200 policías, y yo saqué fotografías de la entrada, y después me fui por Iztieta hacia la Alameda, porque no podías entrar por la carretera general. Claro, no se podía andar por la calle, de hecho no andaba nadie porque iban a tope, con botes, con pelotas y con todo. Me encontré con otro amigote, 'Mochilas', no me acuerdo de su nombre pero también era fotógrafo. Nos metimos en un piso frente a la Alameda porque nos abrieron la puerta y allí estuvimos, medio escondidos con las cámaras. Escuchamos el ruido de los cristales rotos y sacamos la foto del robo. A la calle no se podía bajar, así que nada, quitar el rollo de la cámara, poner otro, esconder el rollo donde se pudiera, y largarte de allí por atrás, para ir a casa y al periódico. Pasé la foto a 'Punto y Hora' y también a 'Deia', que salió en portada al día siguiente».
Pemán reconoce que «aquella época era crudilla», y aquellos Sanfermines del 78 especialmente. «Lo de 'Barandi' no me pilló en Aldapeta, estaría en otro sitio, pero también me tocó cubrir ese día. Los funerales, manifestaciones, la Policía en la calle... que era lo que se cubría en aquella época».
Añade que «ha cambiado mucho la situación. Antes, con 20 años, estabas siempre en las manifestaciones, viendo lo que ocurría, esquivando casi los botes de humo y las pelotas de goma. Estabas allí en los laterales, con el brazalete que llevabas por si acaso, aunque por mucho brazalete que llevaras también te disparaban». De hecho, en las publicaciones de la época la famosa fotografía no se firmó con el nombre real del autor. «Fíjate, he visto que la foto está firmada como Luis Mari. Firmadas mal con otro nombre por si acaso».
Quizás por ello, la imagen ha sido reproducida en varios artículos sin la firma de Pemán. Juantxo Egaña, en su sección Behatxulotik de GAUR8, hizo justicia al autor de la foto en 2018, contando su intrahistoria y poniéndonos sobre la pista de Pemán para poder recoger su testimonio en Artefaktua.
Y es que la lista de saqueos que ha sufrido Euskal Herria por parte de fuerzas españolas es larga, tal y como recordaba Iñaki Egaña, hermano de Juantxo, en un artículo publicado en 2015. Y también es extenso el listado de hechos relacionados con la violencia política sufridos por la localidad de Errenteria a lo largo de las últimas décadas, como reflejaba el ejercicio de memoria compartida que hizo Argituz ese mismo año.
Todo ello da todavía más valor a la apuesta por la convivencia que lideró Errenteria hace ya más de diez años. «Sin duda no sería la localidad más cómoda como campo de pruebas piloto para quien quisiera poner en práctica un programa de reconciliación y de impulso a la resolución en Euskal Herria. Y, sin embargo, concejales de todos los partidos, desde el PP hasta Bildu, han sido capaces de fijar un objetivo común y de poner en marcha una iniciativa compartida y constructiva», afirmaba el editorial de GARA el 3 de febrero de 2013.