1977/2024 , 24 septembre

Iantzi y Kalparsoro mueren bajo custodia policial

El 24 de septiembre de 1993 fallecía la concejala de Herri Batasuna en Urnieta Gurutze Iantzi y el militante de ETA Xabier Kalparsoro quedaba herido de muerte mientras eran custodiados por cuerpos policiales españoles. Sobre ambos casos, que quedaron sin investigar, pesa la sombra de la tortura.

Xabier Kalparsoro y Gurutze Iantzi.
Xabier Kalparsoro y Gurutze Iantzi. (EGIN)

Poco más de 300 kilómetros y unas horas separan la muerte de Gurutze Iantzi y el «accidente» fatal de Xabier Kalparsoro, producidos el 24 de septiembre de 1993. Iantzi falleció en Madrid, en dependencias de la Guardia Civil. Kalparsoro, en Bilbo, dos días después de caer desde el segundo piso de la Jefatura Superior de Policía. Ambas muertes tienen como trasfondo la larga sombra de la tortura.

Iantzi, concejal de Herri Batasuna en Urnieta, su pueblo natal, murió la madrugada del viernes 24 de septiembre mientras era trasladada desde el cuartel de Tres Cantos a un hospital. La mujer, de 31 años, había sido detenida la madrugada del jueves en su domicilio, junto a su marido, Julián Irastorza, y cuatro personas más, acusados de haber colaborado con el 'comando Donosti' de ETA que fue desarticulado en agosto de 1991.

La edición de 'Egin' del 25 de septiembre recoge, precisamente, el relato de Irastorza, que fue testigo de lo que le ocurrió a Iantzi desde una celda contigua. «La versión de la Guardia Civil sobre la muerte de Gurutze Yanci es 'falsa', según el testimonio de su marido, Julián Irastorza, detenido dos noches antes y puesto ayer mismo en libertad, y que sintió cómo, tras los interrogatorios, colocaban a su mujer sobre una silla con ruedas y se la llevaban», recoge 'Egin'.

Además, se informa de que «los agentes comunicaron a Julián Irastorza, en el momento que le pusieron en libertad, que su mujer había muerto». El resto de su familia tuvo que enterarse a través de un escueto telegrama enviado desde el Juzgado: «Comunico fallecimiento de Mª Cruz Yanci Igerategi en la localidad de Tres Cantos, partido judicial de Colmenar Viejo».

La versión oficial se limitó a apuntar que Iantzi se encontró indispuesta y salió de la celda cuando lo requirió, ya que notificó que «sufría cierto dolor en el esternón» horas antes. La nota oficial señala que fue trasladada al hospital sobre las 4.20, donde falleció sin haber recibido la visita del médico en prisión porque, según los inspectores de la Guardia Civil, «era muy tarde». Esa misma fuente explicó que Iantzi falleció de un «infarto súbito», ante lo que la familia aseguró que la joven urnietarra «no había padecido antes ninguna enfermedad».

María José Lizarribar, detenida junto a Iantzi e Irastorza, fue ingresada en un hospital madrileño un día más tarde, el 25 de septiembre, después de que un juez constatara su precario estado físico.

GARA recordó el 25º aniversario de la muerte de Gurutze Iantzi con este reportaje de Ramón Sola.

«Si me dejáis os lo cuento todo»

Ese mismo día 24, Xabier Kalparsoro, conocido como 'Txato' o, especialmente, 'Anuk', ingresó en el Hospital de Basurto después de «caer» desde una ventana del edificio de la Jefatura Superior de Policía en el barrio de Indautxu, en Bilbo. La versión oficial defendió que «el detenido se arrojó por la ventana del segundo piso de la comisaría para intentar escapar». Falleció dos días después en el centro hospitalario.

Kalparsoro, que dos años y medio antes se había refugiado en el Estado francés, había sido detenido el día anterior, jueves 23, a las 20.30 en Durango y, como apuntaba 'Egin' en su versión del sábado 25, «lo que sucedió entre el momento en que fue detenido Xabier Kalparsoro por la Policía Municipal de Durango y las 2.50, instante en que ingresó en Basurto tras pasar por la comisaría de Indautxu, sólo se sabe a través de la versión del Gobierno Civil». Las fuentes policiales apuntaron que se encontraba vigilado por un solo agente y sin esposas, y que  saltó por sí mismo después de empujar al policía.

El estado en el que llegó Kalparsoro al hospital hace pensar en un escenario totalmente distinto al difundido por la Policía. Según el personal sanitario, y debido a la grave situación en que se encontraba, el zumaiarra seguía creyendo que estaba en manos de la Policía. «Si me dejáis, os lo cuento todo», repetía cuando los médicos le preguntaban su nombre.

El cuerpo sin vida de Xabier Kalparsoro. (FAMILIA KALPARSORO)

La muerte de 'Anuk' se confirmó dos días más tarde, el domingo 26, como consecuencia de las graves lesiones sufridas por el joven militante. Ese mismo día, en Urnieta, se celebró un acto de homenaje a Gurutze Iantzi, durante el cual se dio a conocer la muerte de Kalparsoro.

El 8 de octubre del mismo año, ETA remitió a 'Egin' la carta que 'Anuk' había enviado a la organización armada para informarles, en una larga misiva redactada presuntamente bajo los efectos de alguna droga proporcionada desde los cuerpos policiales, que había sido detenido e interrogado. «Los zipayos me detuvieron, me drogaron, hipnotizaron, lavaron el cerebro o lo que sea y me volvieron a dejar en la calle. Me han estado y me están utilizando», confesaba con miedo a que lo estuvieran siguiendo. ETA aseguró entonces que el militante había sido torturado por parte de la Ertzaintza.

Emboscada a Bustinza y Gaztelumendi

Solo cuatro años después, Bilbo volvía a ser testigo de una operación policial que dejaba, en este caso, dos miembros de ETA muertos. José Miguel Bustinza y Gaizka Gaztelumendi, de 38 y 27 años respectivamente, fueron emboscados por agentes de la Guardia Civil cerca de las 00.00 cuando se disponían a subir a su Renault 19 aparcado en la calle Amistad de la capital vizcaina. Testigos presenciales declararon que los dos militantes no abrieron fuego en ningún momento, contrariamente a la versión policial, y que en lugar de detenerlos, optaron por dispararles.

Dos nuevas muertes que, al igual que ocurrió con las de Gurutze Iantzi y Xabier Kalparsoro, nunca se aclararon. En esta entrevista de GARA, publicada 18 años después de la operación con motivo del Día de la Memoria, Nekane Borde, prima de Gaztelumendi, explica la «humillación» que sintieron como víctimas.