1977/2024 , 17 novembre

Iraia Oiarzabal
Edukien erredakzio burua / Jefa de redacción de contenidos

Un Egin Eguna especial contra el hostigamiento

Miles de personas se congregaron en Bilbo, el 17 de noviembre de 1996, para apoyar el proyecto de ‘Egin’ y defender la libertad de expresión ante los ataques contra el medio que Baltasar Garzón terminaría cerrando ilegalmente en 1998.

Un grupo de jóvenes leen un ejemplar de 'Egin' en la Feria de Muestras de BIlbo.
Un grupo de jóvenes leen un ejemplar de 'Egin' en la Feria de Muestras de BIlbo. (Luis JAUREGIALTZO | EGIN)

«Seguimos, seguiremos» era una de las consignas que podían leerse en la Feria de Muestras de Bilbo el 17 de noviembre de 1996. Aquel desapacible domingo, miles de personas dejaron la pereza atrás para acudir a un acto que buscaba respaldar el proyecto comunicativo de ‘Egin’ y ‘Egin Irratia’. El hostigamiento era constante y la defensa de la libertad de expresión y de prensa cobraba cada día más fuerza. Por ello, la cita anual de Egin Eguna se trasladó aquel año de Altsasu a Bilbo, para visibilizar la excepcionalidad de la situación.

La portada de ‘Egin’ del día siguiente era tan contundente como el apoyo manifestado la víspera por las miles de personas que acudieron a una jornada que contó con una nutrida representación del mundo cultural. «Dimos la cara», esas fueron las palabras elegidas para un momento en el que la tensión iba en elevación ante la amenaza de la maquinaria represora española. La fotografía principal ilustraba al entonces director Jabier Salutregi hablando en el estrado de un recinto a rebosar.

El agradecimiento a los asistentes, así como a la organización y a los voluntarios, ocupaban las primeras líneas. «Desbordados», así se describían los promotores de la iniciativa y la redacción de “Egin” ante la respuesta recabada. 13.742 entradas vendidas por la libertad de expresión. La amenaza estaba ahí, aunque nadie seguramente preveía entonces que dos años después, el 15 de julio de 1998, el juez Baltasar Garzón clausuraría el medio. Sin embargo, aquel ataque tampoco amedrentaría a toda una comunidad que defendía la libertad de expresión y un proyecto comunicativo con ambición nacional. Una comunidad que hizo posible el nacimiento de GARA después, y que también respondió con contundencia a su expolio.

Una valiosa comunidad

‘Egin’ era un testigo incómodo, un medio que cada día garantizaban a sus lectores y a la opinión pública de Euskal Herria la publicación de aquello que los poderes del Estado español querían ocultar. Por eso los ataques a su línea informativa y a su funcionamiento diario eran constantes. Por eso Salutregi reivindicó alto y claro la necesidad de su existencia: «Somos los que mejor sabemos que Euskal Herria solo puede ser libre si le dejan expresarse en libertad, expresarse con libertad y expresarse por la libertad, por su libertad. Estamos aquí porque ‘Egin’ es el periódico que, en solitario, pide diariamente libertad para Euskal Herria, libertad para sus gentes. Porque pide justicia y paz», expresó. Por ello y frente a los ataques y el acoso, manifestó que no cesarían en su labor. Una dedicación que, recordó, tenían los compañeros Josu Muguruza y Xabier Galdeano, a los que mató la violencia del Estado. También recordó a los colegas que en ese momento ese encontraban en prisión.

Tal era la persecución a ‘Egin’ que el acto quiso dar proyección a la situación de manera que llegase fuera de las fronteras de Euskal Herria. El periodista norteamericano Darrin Wood contribuyó en este objetivo y puso voz al mensaje del escritor y exmiembro de los Panteras Negras Mumia Abu Jamal, que denunció a los gobiernos que hablan de derechos de la prensa libre o libertad de expresión mientras castigan a los que los ejercen.

Patxo Murga ere miembro del Consejo de Administración de ‘Egin’, por lo que fue condenado en el macrosumario 18/98, y formaba parte de los organizadores de aquellos Egin Eguna. En una conversación telefónica con NAIZ, explica cómo comenzó en ello junto a su hermano Isidro –también condenado en el 18/98 y fallecido en en 2019– a través del grupo creado en Laudio alrededor de un txoko. «La gente participó muy activamente», señala. La situación de ‘Egin’ era crítica, lo recuerda con nitidez y desde su cercano conocimiento como miembro del Consejo de Administración, por lo que un impulso de este calado por parte de su comunidad supuso un importante aliciente para seguir luchando cada día. Una lucha por la que los hermanos Murga fueron injustamente encarcelados. Ese recuerdo es difícil de borrar. «En toda esa época crítica que luego terminó con la salida de GARA y demás yo participé activamente. Hasta que una noche me aparecieron aquí y me llevaron a la comisaría. A partir de ahí empieza el famoso juicio, pero vamos, lo superamos bien», apostilla con una loable muestra de optimismo.

Este año en Altsasu

Este mismo año, el pueblo de Altsasu ha querido rememorar las históricas jornadas de Egin Eguna celebradas durante años en las campas de San Pedro del municipio navarro. Coincidiendo con el 25 aniversario de GARA, esculpieron el nombre del periódico en el monolito situado en ese mismo lugar en 1988 como homenaje a ‘Egin’. En este simbólico lugar, el director de GARA, Iñaki Soto, recordó el valor del periodismo y de la libertad de expresión: «Si no se contara todo lo que ha pasado, seríamos un pueblo peor».

Antxon Ramirez de Alda, uno de los organizadores y también  participante en los Egin Eguna iniciales, habla para Artefaktua sobre su experiencia. Recuerda su juventud en las primeras ediciones y cómo se vivía con especial ilusión en el pueblo. Precisamente, fue con Xabier Galdeano con quien hicieron el primer contacto para poner en marcha la iniciativa. Una iniciativa que buscaba demostrar la implicación de la comunidad de ‘Egin’.

«Solía ser en septiembre y se generaba un ambiente espectacular», relata. Miles de personas acudían a pasar el día, un acto festivo que aunaba reivindicación y solidaridad: «la implicación era enorme», afirma. «El primer año no dábamos a basto, no esperábamos tanta gente y, fíjate, no nos llegaban las tortillas de patata», recuerda con humor. Las ediciones posteriores no les pillaron con la despensa vacía y al respecto se acuerda de cómo la gente de Castro Urdiales llevó cada año sus famosas sardinas. Los grandes pucheros de café y las largas colas para degustarlo, las labores de limpieza del día posterior... forman parte de la memoria de algo que iba mucho más allá de la fiesta. Este año han querido rememorar la esencia de aquellos Egin Eguna, símbolo de una fuerte comunidad.