La Ley de Amnistía se aprobó el 15 de octubre de 1977 con los únicos votos contrarios de Alianza Popular y de Francisco Letamendia, 'Ortzi', que puso en duda que fuera una solución definitiva. Fue un logro peleado en las calles de Euskal Herria –hubo siete muertos en la semana proamnistía de mayo– y también a nivel social con la creación de las Gestoras el año anterior.
El último de los presos vascos liberados fue Fran Aldarondo, de quien 'Egin' cuenta que «salió sonriente y emocionado» a las dos menos diez minutos del 9 de diciembre de 1977. Llevaba pegatinas de ETA y de la Copel (la Coordinadora de los Presos en Lucha).
Este periódico aprovechó para entrevistar a Aldarondo nada más salir, ocasión que el ondarrutarra empleó para anunciar que seguiría con su compromiso «en las Gestoras y con la Copel». Pero apenas tuvo tiempo de hacerlo. La Guardia Civil lo mató a tiros el 17 de octubre de 1979 en un baserri de Izaskun.
En la entrevista con 'Egin', que se reproduce a continuación, afloran algunos de los fallos de la Ley de Amnistía que, en poco tiempo, quedarían en evidencia.
Fran Aldarondo:
«Seguiré luchando en Gestoras y en Copel»
«No importa que sea el último preso político. Quedan todavía muchos presos sociales, los marginados, falta la amnistía laboral y la seguridad para la vuelta de los exiliados. Seguiré luchando dentro de las Gestoras y del Comité de Apoyo a la Copel hasta conseguir la amnistía total, la liberación total, la independencia y el socialismo para Euskadi».
«Considero insultantes las declaraciones de algunos políticos. Desconozco el significado que le dan al término 'amnistía' ni lo que representa para ellos, pero ignoran el precio que está suponiendo para el pueblo vasco. ¿Qué se va a esperar de quienes anteponen 'el juego democrático' a todo, incluso a nuestra propia supervivencia como pueblo?».
Pero tú eres el último preso político vasco a consecuencia, precisamente, de esa amnistía.
Esto no representa nada, sino una conquista parcial del pueblo. No se han beneficiado de ella los marginados y otros. El pueblo sigue pidiendo amnistía y, en la próxima semana proamnistía, la quinta, intentaremos darle el golpe de gracia consiguiendo que sea total. La amnistía actual no supone buena voluntad por parte del Gobierno español ni reconocimiento de la justicia de que es objeto en Euskadi. No llega ni a un perdón vergonzoso. Si bien, por parte del pueblo, representa una victoria, una conquista parcial. Los artífices han sido el pueblo y las gestoras proamnistía. Es hora de que los partidos se vayan dando cuenta de que nuestro pueblo no puede vivir de palabras bonitas, sino de realidades.
[El entrevistador de 'Egin' detiene la entrevista para hacer un inciso sobre el tema de su siguiente pregunta: cómo se desarrolló la detención del preso. Y es que, según detalla, Aldarondo había sido detenido el 8 de marzo de ese mismo año tras un tiroteo con la Guardia Civil en el que el militante resultó herido y sus dos compañeros, Nicolás Mendizabal y Sebastián Goikotexea, acabaron muertos. El Instituto Armado justificó estas muertes acusando a Aldarondo de ser el primero en abrir fuego].
Ahora que lo puedes contar, ¿cómo fue aquello?
No me preguntes por aquello. Prefiero no decir las cosas a medias. Todavía no se puede decir todo. Solamente voy a decir que mis compañeros Nicolás y Sebastián eran dos grandes combatientes e inolvidables compañeros. Todo lo que se puede decir de ambos es poco, lo mismo que de todos aquellos que han dado la vida por la causa vasca.
No entiendo cómo ciertos señores y partidos defienden, elogian y justifican la lucha armada del pueblo saharaui y, en cambio, condenan la de nuestro pueblo. Será que el concepto de violencia cambia con el clima...
Tú has sido uno de los presos políticos que más se ha identificado con la lucha de los presos sociales. ¿Qué significa para ti este movimiento de la Copel?
La Copel representa la lucha de la supervivencia en los presidios, la esperanza de miles de presos, al tiempo que la organización mantiene una línea clara y decidida en contra de lo que son las cárceles hoy. No solamente se les priva de libertad, sino que se les despoja de todo, se les humilla y se les despersonaliza. A la Copel de Euskadi le veo mayor razón de ser que a muchos partidos políticos.
La reforma de las prisiones es una farsa. Hablan de rehabilitación y de inserción en la sociedad, pero no hay nada de eso en las cárceles. Como ejemplo están las declaraciones del director de Martutene, que tras los decesos y el motín del día 19, dijo a la noche a los vigilantes: «Si los presos llaman a la puerta de su celda, no abráis. Si se mueren, que se mueran».
[A modo de cierre, la entrevista concluye aclarando que Aldarondo no quería ningún tipo de recibimiento en su pueblo. «Solo quiero agradecerles todo lo que han hecho por mí. No existen palabras para expresar todo lo que se merecen ellos y el pueblo de Euskadi», fueron sus palabras].