1977/2024 , 12 décembre

Aritz Intxusta
Redactor de actualidad
Entrevue
Santiago CERVERA
Expresidente del PP en Nafarroa

«El PP tendrá momentos mejores y peores, UPN va camino a la desaparición»

El 13 de diciembre de 2022, Javier Esparza finiquitó Navarra Suma, el último intento de aglutinar a la derecha en Nafarroa, que aunaba a UPN, PP y Ciudadanos. Durante décadas, UPN y PP fueron casi un único partido, hasta el año 2008 cuando rompieron su alianza para las elecciones forales. Santiago Cervera fue el encargado de levantar al PP de la nada y ha aceptado a responder unas cuestiones para Artefaktua.

Santiago Cervera, en el Parlamento de Nafarroa.
Santiago Cervera, en el Parlamento de Nafarroa. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

UPN es un partido fundado en 1979. Dos años después, en 1981, se alió con Alianza Popular, unión que se mantuvo después cuando AP se refundó en 1989, transformándose en el PP. Este bloque de derecha fue el hegemónico en Nafarroa desde 1991 hasta que, en 2008, el presidente de UPN (Miguel Sanz) considera que tener al PP como aliado dificulta sus pactos con el PSN. Santiago Cervera se convierte en el presidente del PP en Nafarroa y logra armar un pequeño partido de cara a las forales, en las que consigue cuatro escaños. 

Tras la pérdida del poder de UPN en 2015, el nuevo líder de UPN, Javier Esparza, crea la coalición Navarra Suma (UPN, Ciudadanos, PP) para las elecciones de 2019, pero EH Bildu convirtió a María Chivite (PSN) en lehendakari. De cara a las elecciones de 2023, Esparza disuelve Navarra Suma. En respuesta, el PP corta el último vínculo que los une: el acuerdo para las elecciones generales. 

Santiago Cervera, testigo de excepción de todo este proceso y hoy alejado de la política, ha aceptado esta entrevista para radiografiar la situación política de la derecha en Nafarroa. 

A usted le tocó montar, casi de la nada, el PP en Nafarroa. ¿Hasta qué punto había en 2008 dos partidos diferentes?

Lo que hubo fue la decisión de Sanz de convertir a UPN en un partido especulativo, un día con el PSOE y otro día con el PP. De manera que ahí se quedaron, como dije en su momento, los que no sabían mirar más allá de su huerta. Y en el PP nos situamos los que pensamos que también importaba lo que había al otro lado de la muga.

Durante años, el PP admitió la afrenta de tener una pareja de baile para las generales, pero que le rechazaba en las forales. ¿Debió aceptar ese trato?

Eso afectaba básicamente a la sigla, que era UPN en las forales y UPN-PP en las generales. No era tanta afrenta si funcionaba lo básico, la lealtad debida. Esto quebró el día que Sanz confraternizó con Pepe Blanco y se rompió un pacto que había sido objetivamente útil. Luego, ya nunca fue igual, por más que se quisiera organizar el cambalache de Navarra Suma, o que Rajoy firmara en el 2011 un nuevo pacto electoral de recorrido efímero.

¿Los liberales y los conservadores navarros, realmente, profesan dos ideologías distintas? ¿Es real la distinción entre PP y UPN, o tiene más que ver con los liderazgos?

Es difícil hablar de ideologías diferenciales. Lo que yo vi es que había gente que tenía más ganas de pelear por un proyecto totalmente alternativo que el que representa el PSOE, y otros a los que les daba igual quién gobernara en Madrid siempre que se les dejara su trozo en ese huerto del que hablaba antes. Esto lo representó Sanz en la ruptura del pacto, Esparza cuando entregó el voto de la reforma laboral a Bolaños y Cerdán, e Ibarrola cuando ofreció votos y gobernabilidad a Chivite.

Santiago Cervera, junto a Mariano Rajoy en un acto en 2011. (Lander F. ARROIABE | FOKU)

Usted comentó en alguna ocasión que el PP necesitaba ir a unas generales en solitario, pues de otra manera, a la hora de repartirse el poder en la coalición, siempre se tenía como referencia los resultados en las forales, donde UPN es más fuerte. Eso ya ha pasado. ¿Es hora de coaligarse de nuevo o ya es demasiado tarde para la reconciliación?

También dije que el futuro de UPN iba a ser similar al de Unidad Alavesa, cosa que parecía exagerada, pero que se volvió a escuchar, dicho por Toquero, en la previa del último congreso regionalista. En todo este lío, lo que más me encorajinó fue que el PP aceptara la supuesta hegemonía de UPN en el espacio político. Que en Génova siguieran creyendo que eternamente había que apoyarse en ellos. Por fortuna, Feijóo ha perdido complejos, el PP ha competido en generales con UPN y le ha ganado. Nunca más habrá una coalición, supongo.

El PP tiene suficiente arraigo en todo el Estado como para permitirse años de vacas flacas en Nafarroa. Sin embargo, UPN parece estar acusando más la travesía en el desierto. ¿Estamos ante un pulso a largo?

No veo ya ningún pulso. UPN dejó de tener un proyecto para Navarra hace tiempo, y tampoco es capaz de construir una alternativa más allá de los tópicos habituales. El fracasado Esparza es la herencia del «barcinato», igual que Ibarrola es lo que queda del «esparcismo» después de su fracaso. El PP tendrá momentos mejores o peores. Pero UPN va camino de la desaparición.

¿Qué carencias y virtudes tiene hoy el conservadurismo navarro?

No sé muy bien qué es el conservadurismo navarro. ¿Mantener la idea de que los nacidos aquí somos mejores que los demás? ¿Mantener la idea de que a Diputación hay que entregarle la mitad de nuestros ingresos? ¿Mantener la idea de que tenemos que identificarnos con determinados tótems para adquirir sentido de pertenencia? Pues si eso es conservadurismo, lo que hace falta es transgresión, romper atavismos. Y, sinceramente, eso solo se puede hacerse desde una visión mucho más liberal que la que hoy parece que sería capaz de aceptar una sociedad tan macerada en el pensamiento convencional como la navarra.

Y a la contra, ¿qué carencias y virtudes aprecia usted en PSN o la izquierda abertzale?

Me cuesta ver méritos en el PSN, en el que Koldo y Cerdán triunfaron y por eso se los llevaron a la vera de Sánchez. Si acaso, la incondicional adhesión al que reparte el poder, si a eso se le puede llamar virtud. La izquierda abertzale nadie negará que es un movimiento político que tiene una larga mirada estratégica y sabe ser coherente con ella. Por eso están consiguiendo de Sánchez todo lo que quieren, y sin estridencias.

Los movimientos políticos en Nafarroa van lentos, mientras que la sociedad cambia a toda prisa. Fake news, Trump, nuevos creadores de opinión. ¿Llegará la realidad y nos pillará dormidos?

Más que dormidos, narcotizados.