Según la revista Forbes, el estadounidense Warren Buffett, es un referente en el mundo de los grandes inversores y una de las personas más ricas del mundo. El periodista J. Bustillo, en un texto de su blog, titulado “Tiempos Sombríos”, destaca una frase suya que me sonó como una sentencia prepotente, como todas las que pronuncian los que están en la cima del poder económico. «Hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos», afirmó. Y mientras Buffett, desde las alturas, reconoce la existencia de lo que siempre hemos conocido como lucha de clases, en el suelo llano de la existencia diaria de los trabajadores, esa idea se considera una especie de recuerdo malogrado del discurso marxista. Todo lo que Buffett y los suyos fomentan con estrategias ideológicas y económicas, como el consumismo y el uso rápido de la tecnología, de la información, incluso de la emoción y la radicalidad de la vida, ha contribuido a perder la identidad que nos daba conciencia de clase. Y aunque no sea la más inminente, la respuesta más esperanzadora a la afirmación de Buffett, la escribió el poeta Mario Benedetti antes de acabar el siglo XX. «¿Qué pasaría si un día/ despertamos dándonos/ cuenta de que somos mayoría?/ si nos organizamos, nos sumamos/ y restamos al enemigo/ que interrumpe el paso?».