Hoy me despido de esta columna que ha sido durante casi dos décadas el lugar de la cita con quien ha querido acompañarme. Una columna redactada con emoción (y vértigo), porque piensas que lo que escribes tiene que ser inolvidable.
Atrás dejo la fragancia de la primavera temerosa de malograr: Egipto Túnez; la pesantez del toque de queda tras los disturbios en la banlieue noreste de París, en 2005; geografías que nos interrogan y avergüenzan: Palestina, la Nakba; el rapto de Europa, fascismos y Shoah; laicismo, hiyab y separatismo; conflicto, Ahotsak, Euskal Herria y Aiete; maternidades contestadas, prostitución, aborto, feminicidios y feminismo; migración, racismo, Lampedusa, Calais y Tarajal; libertad de expresión, Wikileaks y cultura de la cancelación; Primeros de mayo, proletariado explotado y poder popular; memoria histórica, amnesia, revisionismo, negacionismo y derecho a la verdad; Katrina, cambio climático, tsunami, pandemias...
Las que se fueron y los que ya no están: Eva Forest, Alfonso Sastre, Mahmud Darwish, Esther, mi madre, Maixabel, Petit Minou...
Gracias, GARA, por la arriesgada invitación. Por darme la oportunidad de compartir mi modesta opinión en un medio que no admite lectoras acomodadizas. Esker anitz.
Los adioses
Gracias, GARA, por la arriesgada invitación. Por darme la oportunidad de compartir mi modesta opinión en un medio que no admite lectoras acomodadizas.