Floren Aoiz
Floren Aoiz
Idazlea, Iratzar Fundazioaren zuzendaria

Transformando, que es gerundio

El acuerdo entre PSN, EH Bildu y Geroa Bai para transformar radicalmente −incluyendo una demolición parcial− el denominado «Monumento a los caídos» abre una oportunidad para interrumpir la legitimación del golpe fascista de 1936 y sus consecuencias. Al impugnar la lógica de la dictadura franquista, golpea también la del régimen que se impuso después, frustrando los deseos populares de ruptura. Un régimen que se construyó sobre la impunidad y la pervivencia de símbolos del poder obtenido con una masacre terrorífica. En el caso de este edificio, con el agravante del ensalzamiento de los fascistas presentados como víctimas, esto es, como «caídos».

Este paso muestra que asumir compromisos, con sus contradicciones y riesgos, permite hacer posible lo que antes era considerado imposible. Ciertamente, no estamos ante la demolición del monumento en su totalidad, tampoco ante la demolición del régimen del 78 y todos sus símbolos, comenzando por la monarquía borbónica. Mi apuesta personal es, en todos esos casos, la demolición absoluta e inmediata, sin contemplaciones, pero la clave de la política transformadora es la producción de futuro, no la simple proclamación de intenciones. Por eso comprendo que haya quien lamente que no se haya llegado más lejos, pero no comparto que se desprecie lo conseguido que, a fin de cuentas, es fruto de la lucha social por una memoria digna.

La transformación social se practica transformando, abriendo caminos, sumando voluntades. La derecha ha entendido perfectamente de qué va esto. Ahora, su esperanza es que, siguiendo una vieja tradición de la izquierda, nos despellejemos entre nosotras y nosotros. Para mí, más allá de la diversidad de criterios, la prioridad está clara: confrontar con una derecha que, aunque envalentonada globalmente, en Nafarroa sigue fuera del gobierno y, gracias a pasos como este acuerdo, cada vez con menos iniciativa y más a la defensiva.

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