Itziar Ziga
Itziar Ziga
Una exrubia muy ilegal

Hasta el chichi del orgullo

Mi primer 28J en Barcelona fue apoteósico. 2001. Bajaban carrozas por la Rambla coronadas por musculocas altivas, promocionando discotecas pijas muy gays, solamente gays. Yo venía de nuestras manis borrokas, con bolleras y maricas combativas en Bilbao, y antes de que pudiera descifrar lo que estaba sintiendo ante aquel despliegue de capitalismo rosa, todo explotó. Vi a un comando de mariconas punks cerrar el paso a las carrozas cuando se dirigían hacia Plaça Sant Jaume. Solo avanzó la gente, la horda, la revolución. Miré al cielo clamando, ¡esta es mi ciudad!

Durante muchos años, en Barcelona solo hubo una manifestación del 28 de junio: la política, la radical, la nuestra. Las empresarias y homonormativas se tiraban de los pelos de sus privilegios, pero ni se atrevían a enseñar la patita. Ya no desfilaron carrozas, pero un año apareció un camión de un colectivo de lesbianas, sobre el que yo estuve follando con mis amigas. Acabé apuntándome a la comisión unitaria que organizaba lo que por todas partes se nombra como orgullo, y que nosotras llamábamos liberación. El orgullo se ha blanqueado y despotenciado tanto que ya no sabes de qué maldito orgullo hablan. Barcelona estaba recubierta estos días de lonas publicitarias del alcalde socialista Collboni que rezaban, arcoíris sobre blanco nuclear: mes del orgullo. Así, sin más. La palabra orgullo estremece si se descontextualiza, orgullo de qué. Huele a supremacismo. Sí que estaba en la mani Ada Colau, nuestra eterna alcaldesa radicala, que anda bollerísima.

Lo del orgullo viene directamente de la revuelta de Stonewall, los disturbios contra la policía y la norma que explotaron el 28 de junio de 1969 en Nueva York, protagonizados por mujeres trans racializadas que serían traicionadas y borradas por gays y lesbianas blancas y burguesas. Me estoy devorando una joya, “Miss Major toma la palabra. Vida y legado de una revolucionaria trans negra”. ¡Por diosa, qué lista, qué honesta, qué burra! Ante esa momia blanca que pretende ganar a Trump cuando ya no puede ni hablar, Miss Major for president!

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