El día 7, cuando salieron las peñas de la plaza de torturas, perdón, de toros, con las pancartas bajadas y las txarangas mudas en rechazo a las agresiones machistas denunciadas en día y medio de sanfermín, comprendí que en Iruñea se sublevaron los primeros incels. Menudo honor. Incels viene de célibes involuntarios, y son hombres rabiosos y organizados online que acusan al feminismo y a las mujeres de no tener un lugar en el mundo. Nuestros incels pioneros y locales son la peña Mutilzarra, la única que salió de la plaza con música y jolgorio porque, se sabe, son apolíticos. Ya lo dice el filósofo queer Paul Preciado, «cuando socialmente no percibes la violencia es porque la ejerces». Apolítico es igual a facha. Mutilzarra no forma parte de nuestra federación de peñas, comprometidísima no solo con la fiesta, también con la horizontalidad y la revolución, presidida ahora por la fabulosa Rakel Arjol. Mujer, joven, feminista, maestra, chulaza, de sonrisa espontánea y actitud combativa: nuevos liderazgos.
La concentración feminista del día 7 en la Plaza del Castillo fue apoteósica. Como en tantos momentos sanfermineros, no cabía un alfiler. A mí me abrumó de dicha, también porque sé cómo hemos llegado hasta aquí. Durante mucho tiempo franquista, las mujeres no pisábamos los bares: corríamos el riesgo muy real de ser detenidas y secuestradas por el Patronato. Pero fuimos jugándonosla: hoy abarrotamos cualquier espacio de fiesta y queremos disfrutar libres de violencia. ¡La de tíos a los que hostié por manosearme! Durante mucho tiempo, solo el movimiento feminista difundía al terminar los sanfermines todas las denuncias de agresiones sexuales a mujeres. Casi nadie nos hacía ni puto caso; "Egin" y después GARA, sí. El asesinato brutal de Nagore Laffage, las mareas incesantes contra la violación de La Manada... El día 7 la protesta estaba llena también de hombres, de todas las edades: nos ha costado mucho arrimarlos a nuestra vera, yo no los doy por perdidos. Ya falta menos, para los próximos sanfermines, y para el fin del patriarcado.