Ayer se confirmó el fichaje de Pep Guardiola por el Bayern para las tres próximas temporadas en lo que supone el mayor impacto de los últimos tiempos en el mercado futbolístico. El técnico catalán ha pasado los últimos meses descansando en Nueva York, lugar donde ha buscado la calma para cargar pilas tras su exitoso y stressante paso por el banquillo del Barcelona. Un periodo en el que ha tenido tiempo para impulsar su figura como emblema social absoluto al apoyar la independencia de Catalunya en la histórica manifestación del 11 de septiembre.
Pep Guardiola es quizá el entrenador más influyente de los últimos años. Pese al relativo poco tiempo que ha pasado al mando de los blaugranas, cuatro años le han sido más que suficientes para ganarse la inmortalidad en el papel del lider del probablemente mejor equipo de la historia. Conocedor total de un club en el que pasó por todos sus escalones, desde recoge pelotas abrazado a los jugadores y Terry Venables en la celebración por el pase a la final de la Copa de Europa de 1986, a emblema que levantó la orejona tanto en Wembley como en el balcón de la Generalitat parafraseando a Tarradellas utilizando la frase “ciutadans de Catalunya, ja la tenim”.
Inspirado en Llach, Martí i Pol y buena parte de la cultura popular catalana, con una visión panóramica que le permitía entender como nadie su club, seguir la actualidad general y combinar lo local con lo global sin perder nunca las raíces, Guardiola construyó un equipo que sin él sigue haciendo leyenda. La energía que transmitió al inicio le sirvieron para sumar 6 títulos y hacer historia con partidos como el 2 a 6 en el Bernabéu. Desligado de los egos de futbolistas tan talentosos como capaces de romper vestuarios, el de Santpedor hizo rodar las cabezas de Eto'o o Ibrahimovic. Mientras, la innovación era constante, su gusto por el basket o el waterpolo siempre han estado ahí, y logró convertir a un jugador de ataque como Busquets en el constructor del equilibrio perfecto tanto en el Barcelona como en la selección española. La ausencia de un nueve claro, defensas variables, primer toque, recuperación de las bandas o la confianza en los jugadores de La Masia también marcaron su periplo.
El desgaste derivado de una intensa vinculación emocional
Sin embargo, como en todas las relaciones marcadas por la intensidad y la emotividad, el desgaste personal y deportivo se hizo evidente. El Madrid, previo pago de talonario, fue capaz de hacerse con el antihéroe presuntamente perfecto. Mourinho, un técnico de éxito y carácter. “El puto amo” en la sala de prensa y muy bueno también en la pizarra. Los blancos, sobremotivados contra los cules, fueron capaces de superarse e imponerse primero en Copa y luego en Liga. Mourinho salía reforzado mientras que la gasolina de Guardiola se iba agotando.
Liderar tú equipo, comandar una pasión, el sentimiento de responsabilidad y culpa sobre algo que requiere una implicación emocional inmensa pasa factura. Los resultados, siendo aún magníficos y concluidos con una contundente victoria en la final de Copa ante el Athletic, no fueron los esperados en Liga y Champions. Antes, el propio Guardiola ya había anunciado su adiós dejando paso a Tito Vilanova. Su mano derecha, el hombre que recogía el legado para seguir construyendo una historia fascinante en lo futbolístico. Su despedida, sardana en el centro del Nou Camp al ritmo de Coldplay incluida, un ejemplo de estilo, identidad y carisma.
Desde entonces mucho se ha especulado con su futuro, la pregunta que versaba era saber qué equipo convencería a Guardiola para comandar su proyecto. Chelsea, Manchester City, Inglaterra, Brasil o Chile fueron algunos de los clubes o selecciones que pretendieron tentarlo. El catalán nunca ha ocultado su admiración por el fútbol inglés, tampoco ha descartado ser seleccionador de algún combinado nacional y nombró al Athletic como único club de la Liga al que entrenaría al margen del Barcelona.
Finalmente, ha sido el gigante alemán el que se ha hecho con sus servicios. El Bayern de Múnich es uno de los equipos más poderosos en lo económico y deportivo del planeta y ha logrado que Guardiola firme un contrato por tres temporadas. Algo sumamente inusual, ya que el técnico cerraba de año en año sus acuerdos en el Barcelona, conocedor de que su implicación emocional le generaba un brutal desgaste adicional.
Nuevos retos en Bavaria
Un proyecto a largo plazo en el que Guardiola deberá convivir con una estructura de dirección muy asentada y valorada. Leyendas como Beckenbauer, Hoeness o Rummenigge gestionan la entidad bávara y se apoyan en un consejo consultivo formado por directivos de algunas de las multinacionales bávaras más importantes. Un grupo que, por ejemplo, fue el que dio luz verde a la costosa operación financiera que fue el fichaje de Javi Martínez por 40 millones de euros. Asimismo, en la parcela deportiva el ex internacional de la RDA y ganador del Balón de Oro Matthias Sammer es el responsable máximo. Las jerarquias están muy marcadas en el Bayern y Guardiola llega como potentísimo arquitecto de un conjunto ganador. Pasa a ser el nuevo frontman de un grupo que aspira ahora a liderar el panorama europeo frente al duopolio de la Liga y los equipos ingleses.
La Bundesliga ha conseguido un equilibrio importante en varias facetas, siendo su competitividad deportiva y económica la más destacada. Estadios llenos, igualdad, resultados inesperados, campeonato abierto y apuesta por la cantera son algunos de los ingredientes de un torneo que apenas hace 14 años estaba agotado por la edad de sus estrellas y arruinado por la crisis de equipos históricos como el Dortmund o el Colonia. Actualmente, el trabajo de la Federación alemana y los clubes a la hora de cuidar tanto sus cuentas como las respectivas escuelas de fútbol base está dando sus frutos. Y técnicos como el seleccionador Löw o Jurgen Klopp han dado otra dimensión al fútbol alemán. Más dinámico, menos tosco pero igual de potente en lo físico, multicultural y equilibrado.
Asimismo, visto desde Catalunya el fichaje de Guardiola también cuenta otra lectura y visión. Conscientes de la situación social, política y nacional del país, la mirada hacia Alemania es capital por parte de buena parte de los mass media y gabinetes de comunicación relacionados con el nacionalismo e independentismo. De hecho, buena parte de la campaña de Mas estuvo destinada a conseguir un espacio en la prensa alemana e internacional en su conjunto. El tema está en la agenda global y la imagen de Catalunya pasa a estar asociada a la Guardiola desde ya en Alemania. Andoni Zubizarreta, director deportivo del Barcelona y también muy pendiente siempre de la actualidad social y política en Euskal Herria, lanzaba anoche un guiño claro ante los micros de Canal Plus al asegurar que “un referente de Alemania como el Bayern vaya a por Pep, que haya venido a este pequeño país que es Catalunya es llamativo”.
Volviendo a lo meramente deportivo, Guardiola tiene varios retos que alcanzar en su paso por Alemania. El primero es mantener o acercarse al nivel de éxito que tuvo en can Barça gestionando otro entorno y liderando una plantilla muy diferente. La presión está garantizada, no en vano el Bayern es conocido como el “Hollywood FC” debido al peso y protagonismo de sus futbolistas y dirigentes en la vida social alemana, lo que unido a las expectativas y costes de su contratación fijarán una lupa constante sobre su trabajo. Los escandalos tampoco suelen faltar a su cita con el equipo bávaro de manera puntual. Por ello, Guardiola debería convivir y aplacar egos para buscar complicidades en un vestuario históricamente complicado. Quedan meses para confeccionar la plantilla o que futbolistas como el ahora muy criticado Martínez pasen a ofrecer su mejor versión. Heynckes completará todavía lo que resta de temporada y en junio dejará paso a Guardiola.
Otra de las incógnitas reside en conocer si al igual que le ocurrió en su etapa como futbolista, el preparador catalán se amoldará a un club que no sea el Barcelona. Diferentes problemas físicos, personales y falta de sintonía con algún técnico evitaron que volviera a parecerse al de su etapa blaugrana. Ahora será él quién esté al mando. Con su innovadora y diferente forma de entender el fútbol, seguirá ahora su camino en Múnich. Su camino hacia a la excelencia y éxito, su particular viaje a ítaca. Al ritmo de Llach seguirá acumulando conocimiento, cada vez más lejos, siempre hacia su destino.
“Més lluny, sempre molt més lluny, més lluny del demà que ara ja s'acosta. I quan creieu que arribeu, sapigueu trobar noves sendes.” Parte de “Viatge a ítaca” de Lluis Llach.
Beñat Zarabeitia / Periodista