Con la derrota de ayer en Old Trafford se consumó el descenso del Aston Villa, uno de los históricos del fútbol inglés. Restan todavía cuatro partidos por disputar, pero con apenas 16 puntos, el equipo de Birmingham ha perdido la categoría tras una temporada nefasta. Con 141 años de historia a su espalda, siete títulos de Liga, otros tantos de Copa y la Copa de Europa de 1982 en sus vitrinas, el próximo curso los villans no jugarán con los mejores. Un fracaso deportivo que además tiene grave un efecto económico colateral, al quedarse fuera del gran reparto del nuevo contrato televisivo de la Premier League.
Una triste derrota contra el Manchester United supuso la confirmación oficial de una noticia esperada. El fin de una agonía, «nos hemos quitado un peso de encima» según describió el veterano lateral Joleon Lescott en unas palabras que le han acarreado duras críticas por parte de la afición. Una hinchada con numerosos motivos para el enfado.
El descenso no es un elemento casual, durante los últimos siete años el Aston Villa ha padecido un prolongado deterioro deportivo e institucional. En 2006, el magnate estadounidense Randy Lerner compró el club con la intención de situarlo en la batalla por los primeros puestos. Objetivo que cumplió durante los primeros años de su gerencia, gracias en buena parte al trabajo de Martin O`Neill. El técnico irlandés clasificó al equipo para la UEFA y logró construir un bloque muy competitivo.
Gareth Barry, Ashley Young, James Milner, Gabriel Agbonlahor, Emile Heskey, Wilfried Bouma John Carew, Nigel Reo-Coker o Brad Friedel formaban parte de una plantilla emergente que sumaba Buenos resultados. Nuevos talentos como Fabian Delph, Albrighton o Bannan asomaban, mientras que la entidad realizaba importantes inversiones para reforzar su plantilla con los fichajes de los internacionales Stewart Downing y Darren Bent.
Decadencia continuada
La marcha de O’Neill, que había perdido a Barry -fichado por el City- en su entramado defensivo, dieron inicio a la perdida de capacidad futbolística. Bajo la dirección del entrenador irlandés, los villans habían ganado 61 partidos, empatado otros 53 y apenas había perdido 38 encuentros en 4 años. Tras un mal inicio de Liga en 2010, su sustituto fue Gerard Houllier, antiguo seleccionador francés y técnico de éxito con el Liverpool. Al mando de los reds conquistó la mítica final de la UEFA de 2001 ante el Alavés. Al frente del Aston Villa concluyó la temporada en novena posición, siendo la del veterano Robert Pires la incorporación más destacada.
En junio de 2011, la dirección de la entidad decide dar un golpe de efecto contratando al escocés Alex McLeish, hasta entonces entrenador del Birmingham City, el eterno rival. Con los vecinos, había ganado la Copa de la Liga sorprendiendo al Arsenal en Wembley, pero acabó perdiendo la categoría. Su contratación generó una importante controversia en la ciudad, ya que había rechazado seguir al frente del Birmingham City a través de un email. Pese a los fichajes de Given, Hutton, Ireland, Jenas, N´Zogbia o Robbie Keane, el equipo completó un curso mediocre. La progresiva marcha de Barry, Milner, Downing y Ashley Young había mermado el talento del equipo.
Concluida la temporada 2011-2012 en la decimosexta posición, desde entonces su mejor puesto ha sido el 15º conseguido en 2013 y 2014 con el también escocés Paul Lambert en el banquillo. El año pasado, los villans se salvaron a última hora con una agónica decimoséptima plaza y la meritoria labor de Tim Sherwood. Por el camino, perdieron a sus mejores futbolistas, Delph y Benteke, que ficharon por el Manchester City y el Liverpool. Así las cosas, el descenso parecía cuestión de tiempo. La gestión institucional era mala y la deportiva se resentía cada vez más.
La afición mostraba su enfado en Villa Park, pidiendo la marchar de Lerner. Un propietario con escaso apego por el club y que apenas se deja ver por el estadio. La demanda social ha sido de tal calibre que hace 20 meses puso la entidad a la venta. No obstante, en ausencia de un comprador, realizó un movimiento desesperado. Decidió nombrar un nuevo grupo ejecutivo presidido por Steve Hollis, un hombre de negocios de la zona de West Midlands. Le acompañan el exfutbolista Brian Little, el antiguo directivo de la federación inglesa David Bernstein o el que fuera gobernador del Banco de Inglaterra Adrian Bevington.
Lejos de conseguir su objetivo, la situación ha empeorado. La trayectoria del equipo no invitaba al optimismo y las cosas se torcieron definitivamente con la llegada del preparador francés Rémi Garde. Con apenas 2 victorias en 20 encuentros, el equipo quedó completamente descolgado. Los números del antiguo técnico del Olympique de Lyon son de las peores de toda la historia de la Premier League. Garde se quejó amargamente de las dificultades para reforzar la plantilla en el mercado invernal. Doumbia del CSKA Moscú o el croata Kalinic fueron algunas de sus peticiones para mejorar el rendimiento goleador del equipo pero ninguno de los dos llegó.
3 victorias y 24 goles a favor en 34 partidos para un campeón de Europa
Con la permanencia convertida en una quimera, el escocés Eric Black asumió el mando de forma interina. Un mandato bajo el que se ha consumado el descenso tras 28 temporadas consecutivas en la élite. Incluidas todas las ediciones de la Premier League. Las pírricas tres victorias y los exiguos 24 tantos a favor, son números incontestables en lo negativo. Apuestas fallidas como las de Jordan Ayew, Gueye o Micah Richards no han hecho más que aumentar la frustración de una afición condenada a ver a su equipo en Segunda. 66 millones de libras en fichajes para acabar descendiendo.
Las polémicas y desencuentros internos han sido habituales, tanto que Black llegó a denunciar la «anarquía» existente en el vestuario. La sucesión de malas noticias ha sido una constante, en las últimas semanas. La nefasta clasificación del equipo, un enfrentamiento entre Lescott y el exjugador Stan Collymoore a través de Twitter, apartar al capitán Agbonlahor debido a su sobrepeso o la brutal pelea entre jugadores del Aston Villa y el West Ham en el marco de la Liga de Reservas tampoco han ayudado a mejorar la situación. Radiografía de una crisis general.
En Segunda volverán a encontrarse con sus vecinos del Birmingham City en el conocido como Second City Derby y otros históricos del fútbol inglés como el Leeds United, el Ipswich Town, Queens Park Rangers, Fulham o Blackburn Rovers. También se medirá al Nottingham Forest, en lo que supondrá un enfrentamiento entre dos campeones de Europa. Ha llovido mucho desde que con Brian Clough, el Forest ganó las orejonas de 1980 y 1981, tiempos en los que el fútbol inglés dominaba las competiciones europeas. Días de vino y rosas, previos a las pesadillas de Heysel, Bradford o Hillsborough.
Inmediatamente después de los éxitos del equipo de Clough, llegó el mayor momento de gloria para el Aston Villa. Fue el 26 de mayo de 1982 en el estadio De Kuip de Rotterdam, cuando el equipo entrenado por Tony Barton se impuso al Bayern de Múnich gracias a un solitario gol de Peter White. Sin grandes figuras, ni futbolistas que acumulasen largas trayectorias con las selecciones de Inglaterra o Escocia, los villans sentenciaron a un rival de contaba como Breitner o Rummenigge. Una gloria relativamente efímera, ya que cinco años después perdieron la categoría. En lo que había sido su último descenso hasta ahora.
Entonces, resurgió de la mano de Graham Taylor, retornando a la antigua First Division en 1988 y consiguiendo un meritorio subcampeonato en 1990. Su buena labor al mando del Aston Villa le valió a Taylor acceder al cargo de seleccionador inglés. Un puesto en el que fue muy criticado tras el mal papel en la Eurocopa de Suecia, el rudimentario juego de los pross y fundamentalmente debido a la no clasificación para el Mundial de EEUU en 1994.
Birmingham fuera de la Premier, el Aston Villa del nuevo contrato televisivo
El descenso supone un importante golpe para uno de las zonas más influyentes de Inglaterra. Birmigham es la segunda ciudad más importante del país, cuenta con más de un millón de habitantes y su ayuntamiento es la entidad local más grande del continente al disponer de 120 concejales. En total, el área metropolitana tiene una población que supera los tres millones de personas. Fue una de las cunas de la Revolución Industrial, llegando a ser conocida como «la fábrica del mundo». Así las cosas, la Premier League pierde a uno de sus principales referentes debido al peso histórico del equipo, el peso de la ciudad y su tirón social.
No en vano, entre los hinchas del Aston Villa se encuentra David Cameron, el primer ministro británico. Dirigente que tampoco se encuentra en su mejor momento, inmerso en pleno debate social sobre el Brexit -la consulta sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea- y acosado por las informaciones que le vinculan con los papeles de Panamá. Pocos meses antes, buena parte de los aficionados de los villanos denunciaron el lapsus que tuvo Cameron al pedir «apoyo para el West Ham». Un error que trató de subsanar señalando que estaba hablando del encuentro que la selección inglesa de criquet debía disputar en el torneo de West Indians y que su equipo favorito era el Aston Villa.
La pérdida de la categoría genera además un importante problema económico y es que la próxima temporada entrada en vigor el nuevo reparto televisivo en la Premier League. Un suculento contrato global que aumentará hasta en un 70% los emolumentos que percibirán las entidades de la Liga inglesa con motivo de los derechos televisivos. Un acuerdo que pretende devolver a los equipos de la Premier la supremacía deportiva en el continente. Pastel en el que a los dos equipos de Birmingham les tocará una porción muy pequeña.
A la espera de una nueva etapa
De sus 141 años de historia, el Aston Villa ha jugado durante 105 en Primera, cuenta con un palmarés envidiable - 7 Ligas, otras tantas Copas y la Copa de Europa de 1982- y ha sido un equipo relativamente habitual en las competiciones continentales, siendo dos veces rival del Athletic en la UEFA. Completado el desastre, sus aficionados esperan un cambio radical. Las pancartas que rezan «proud history, no future» – «Orgullo de nuestra historia, sin futuro»- son habituales en Villa Park, al igual que las peticiones a Lerner para que abandone definitivamente la entidad. Los fans de su eterno rival, en cambio, llenaron la red de memes para celebrar el fracaso de los villans.
A la espera la marcha de Lerner -que según Forbes pierde 70000 libras diariamente como dueño del Aston Villa- y la llegada de un nuevo comprador, que adquirirá una entidad cuyo valor se ha devaluado notablemente al perder la categoría. Los hinchas, por su parte, ansían el inicio de un tiempo marcado por la entrada de aire fresco. Comenzará también la búsqueda de un nuevo entrenador y una profunda remodelación de la plantilla. No les queda otra, buscar alicientes mediante un proyecto y protagonistas renovados.
The Claret and Blue Army es un conjunto con grandes reminiscencias musicales. Y es que algunos de sus fans más conocidos son integrantes de diferentes bandas inglesas. Es el caso de varios miembros de Duran Duran o de Ozzy Osbourne, el líder de Black Sabbath. Ocean Colour Scene, una de las conocidas bandas del Britpop de los noventa, tampoco escapa a la pasión por el Aston Villa. Así, tal y como dice una de sus canciones icónicas, esperan la llegada de un día mejor. Siguiendo su letra en «Better Day», uno de sus temas más aclamados, «and then the nightmares come, and you get blown away, when your friends go away, on last chorus, and up in your room your walls are cold, you find your head is holding out, for the welcome of a better day». Y así están los villans, inmersos en una pesadilla, en la más profunda soledad, desamparados en la habitación de la Segunda división, a la espera de un día mejor.
Beñat Zarrabeitia