Más de 5.000 manifestantes contra la guerra han sido detenidos en Rusia desde que el jueves 24 de febrero el inquilino del Kremlin, Vladimir Putin, ordenara el inicio de la agresión militar contra Ucrania.

Bielorrusia celebraba el domingo un referéndum constitucional para perpetuar al presidente, Aleksandr Lukashenko, en el poder hasta 2035, y para garantizarle la impunidad. A cambio, ha impulsado una consulta para derogar la neutralidad nuclear de Bielorrusia, otra  muestra de su dependencia respecto a Rusia.

No sorprende que Lukashenko haya ganado el referéndum con un 65% de votos y un 78% de participación. Ya batió el récord cuando «ganó» con un 80% las presidenciales de 2020 tras encarcelar a todos los candidatos opositores.

Mientras Lukashenko votaba, decenas de miles de bielorrusos salían a la calle contra la guerra. Algunas informaciones, difíciles de contrastar gracias a la transparencia informativa de Minsk, hablaban de cientos de detenidos.

A este lado del frente, la Policía polaca detenía al colaborador de GARA, y luego de NAIZ, Pablo González, a quien metían en el calabozo el mismo día en que el dominical Zazpika publicaba un reportaje suyo, y del fotógrafo Juan Teixeira, realizado hace días en Ucrania, antes de la «sorprendente» agresión rusa.

«Pavel» ya había sido detenido entonces durante horas por el servicio de «inteligencia» ucraniano, el SBU.

Cuando su trabajo, desde el conocimiento que le da su biografía y su conocimiento de la región, es un ejemplo de profesionalidad.

No se puede decir lo mismo, en general, de Rusia Today y Sputnik, prohibidos por la UE. No seré yo quien comulgue con su línea editorial y muchos de sus reportajes, pero reivindico su derecho hasta a «desinformar» y me solidarizo con sus trabajadores, entre ellos buenos profesionales.

La libertad es la tercera victima de todas las guerras, tras los civiles y la verdad.  Convendría que la UE no trate de emular a aquellos a los que denuncia. Y que siga respetando el derecho a disentir, como en el no a la guerra en Irak