Euskal Herria ha tenido siempre una relación muy especial con el acordeón, un instrumento que se ha estudiado y desarrollado aquí como en muy pocos lugares en el mundo. Por eso toda la comunidad vasca de músicos sufrió un duro golpe ayer al conocer el inesperado fallecimiento de Oroitz Maiz, uno de los más prometedores acordeonistas del Estado, con solo 31 años. Nacido en Gabiria, comenzó sus estudios a los 7 años en su pueblo natal y los prosiguió en el Centro Internacional de Estudios Acordeonísticos de Irun con Carlos Iturralde y Miren Iñarga. De allí Maiz dio el salto a Barcelona, a la ESMUC, para perfeccionarse junto a Iñaki Alberdi, uno de los más prestigiosos profesores de Europa.
Alberdi recuerda con cariño a Maiz y los cinco años en que fue su alumno. «Era una persona creativa, noble, fiel y trabajadora. Pero sobre todo era muy humano y cercano, de esas personas que te encandilan y quieres compartir tiempo con él. Nuestra relación trascendió pronto de la de alumno y profesor, quedábamos a menudo para cenar y nos reíamos mucho juntos». Ese humor es una de las facetas que mejor recuerdan los allegados de Maiz. «Tenía un sentido del humor muy inteligente pero muy franco. Te hacía reir diciéndote las cosas a la cara».
Maiz era asimismo un musico muy perfeccionista, virtud que le estaba encaminando a una exitosa carrera. Había actuado ya en importantes auditorios de Portugal, Alemania, Francia, Italia, Canadá o Egipto, y colaborado como solista junto a orquestas como la del Teatro del Liceu, la Sinfónica de Barcelona, la Bilbao Orkestra o la Orquesta de Cambra de Andorra. El pianista Luca Chiantore lo recuerda como un intérprete «formidable con la música contemporánea», un repertorio que tocaba habitualmente tanto en solitario como en grupo. Su temprana desaparición nos ha privado de poder disfrutar de una discografía propia, pero sí realizó numerosas grabaciones para medios como Catalunya Radio, Radio Nacional de España o ETB, trabajos que están muy presentes y accesibles a través de internet. Sirvan estos como testimonio de un gran talento truncado antes de tiempo.