Nacido en Donostia en 1939, Luis Núñez Astrain murió ayer en su ciudad natal aquejado de una grave enfermedad contra la que ha luchado denodadamente durante los últimos años de su vida. Licenciado en Lingüística y Sociología por la Universidad de La Sorbona, trabajó también en el campo del periodismo en el diario «Egin».
En su dilatada trayectoria como autor de obras lingüísticas, ha aportado varios ensayos relativos al euskera, a la enseñanza de este idioma y a su complicada supervivencia, conjugando siempre el rigor intelectual con el ánimo divulgativo que le motivaba. Desde obras técnicas, dedicadas a la fonología y a los dialectos del euskera, hasta su última obra de investigación «El euskera arcaico», su lista de libros publicados incluye también títulos en los que la vertiente lingüística y el sustrato político se combinan para dar como resultado obras que quedan ya como referenciales en la historia de Euskal Herria como «La razón vasca» y «Opresión y defensa del euskera».
Su experiencia profesional también abarcó el campo periodístico. Fue redactor-jefe del diario «Egin» en la década de los ochenta, periódico en el que trabajó hasta julio de 1998, fecha en la que el periódico quedó clausurado por orden del juez Baltasar Garzón. Autor de la entrevista realizada al histórico dirigente de ETA Txomin Iturbe durante su deportación en Argelia, Luis Nuñez fue también una persona implicada políticamente. Elegido miembro de las Juntas Generales de Gipuzkoa por la formación política Herri Batasuna, el sociólogo y lingüista fue una de los junteros que cantó el himno «Eusko Gudariak» al monarca español Juan Carlos I durante su visita a la Casa de Juntas de Gernika en 1981. Años más tarde, en 1989, Luis Nuñez fue uno de los componentes de la delegación vasca durante las conversaciones que se llevaron a cabo en Argel entre el Gobierno español y la organización armada ETA.
Trabajador incansable, de personalidad firme y tenaz, y de un alto nivel cultural, la actividad política de Luis Nuñez se había iniciado ya en los años del más duro franquismo. Militante de ETA Berri en los años 70 fue detenido durante el último estado de excepción que se implantó en Euskal Herria. Cuando se agotó el periodo de excepción dictado para Gipuzkoa, fue trasladado a Bizkaia. Allí siguió detenido e interrogado sin cesar por la Policía. En total, su detención superó el mes. Pasados los años, él mismo bromeaba con la posibilidad de ostentar uno de los tristes records de esta Euskal Herria trágica. «Cuando salí de comisaría -relataba- estaba morado, con el color del vino, desde la cabeza hasta el dedo gordo del pie».