Las imágenes que la NASA ha hecho públicas muestran el rastro de cascadas que pueden llegar a los centenares de metros, activas en los meses más templados y que desaparecen en otoño a medida que la temperatura de la superficie se enfría. Los científicos, sin embargo, no están seguros de dónde viene ese agua, que podría manar del hielo subterráneo, de los acuíferos salados o condensarse en la fina atmósfera marciana.

El nuevo instrumental de la nave de reconocimiento orbital de Marte de la NASA es capaz de estudiar la composición química de los surcos de las cascadas y se ha podido descubrir la firma infrarroja de sales hidratadas –una mezcla de cloratos y percloratos– que dejan evidencia de la presencia de agua en los cuatro sitios marcianos inspeccionados: los cráteres de Hale, Palikir y Horowitz, y un gran cañon llamado Coprates Chasma.

Las cascadas de agua se formarían cuando la temperatura de la superficie de Marte supera los -23ºC. El agua puede fluir en condiciones líquidas porque las sales disminuyen el punto de congelación hasta muy por debajo de los 0ºC. ¿Cuál es la razón de este misterio? Seguramente el agua interactuando con percloratos, aunque hasta la fecha no hay ninguna firma espectral.

Este fascinante descubrimiento, sin duda, dará mucho que pensar a los científicos y aumentará el cada día menos lejano «sueño» de encontrar vida en marte, de enviar una misión humana al planeta rojo. Si se confirman todas estas investigaciones, al parecer, abastecerse de agua sobre el terreno –¡y quién sabe si echar un buen trago de agua marciana!– no sería en absoluto una hipótesis descabellada.