«La conectividad no es mala, las tecnologías no son malas», ha aclarado Teresa Torrecilla Lacave, Profesora de la Universidad CEU San Pablo y encargada de inaugurar la segunda jornada del Curso de Verano de la UPV/EHU ‘Educar en los tiempos del Selfie: pautas y consejos para familias con adolescentes conectados’.
En varias ocasiones, Torrecilla ha insistido en la importancia de que exista una coherencia y, sobre todo, consciencia por parte de los padres a la hora de imponer normas a sus hijos sobre el uso de dispositivos digitales. «Los padres deben adquirir ‘sabiduría digital’ si no, es difícil que tomen una decisión libre».
Precisamente ellos, los progenitores, deben ser el principal foco de atención en este tema ya que son «los responsables exclusivos» de la presencia de dispositivos en los hogares y, además, son el espejo en el que los niños se miran. Por eso, si los hijos perciben que los móviles o tabletas están siempre presentes o que sus padres priorizan responder un Whatsapp a una conversación con ellos, por ejemplo, interpretarán esta actitud como algo habitual: «los hijos no solo perciben la dependencia de los padres sino que la ven normal». Por ello, ha recomendado a los «padres adictos al móvil» que eviten mirarlo delante del hijo.
Sobre la utilización de dispositivos tecnológicos para la educación de los menores, Torrecilla ha explicado que, a día de hoy, son muchos los padres que muestran una actitud muy positiva y los consideran «fundamentales» para el desarrollo de esta labor. Tanto es así que, según datos obtenidos en un trabajo realizado en la Comunidad de Madrid por un grupo de investigadores de la Universidad CEU San Pablo, más del 90% de los niños menores de 5 años pidieron a sus progenitores una tablet en las pasadas navidades.
Asimismo, un 90% de niños de esta misma franja de edad reconocieron utilizar de forma habitual este tipo de dispositivos para jugar y ver vídeos y también que «prefieren ver dibujos en la tableta o móvil que en la televisión».
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones los padres no son conscientes de los riesgos que acarrea el uso continuado de este tipo de dispositivos: «con el auge de las nuevas tecnologías, el tiempo que los niños dedican a la creatividad es menor». Su uso reiterado también podría delimitar la memoria del niño y «algo tan básico como la capacidad de abstracción». De hecho, según la profesora, hay expertos que afirman que el uso continuado de Internet debilita el pensamiento profundo.
Antes, cuando se hacia un viaje en coche, los niños iban pensando y «ponían en funcionamiento sus neuronas» mientras que hoy van todo el trayecto con la tablet. Esto afecta al «fin último de los padres que es crear un niño consciente, responsable y libre y, si no hay creatividad, no hay libertad».
Por esta razón, Torrecilla recomienda a los padres que dediquen tiempo y esfuerzo en la construcción de «hogares responsables» para la construcción del hogar como escenario multipantalla. Se trata de «hacerles ver que ellos tienen que decidir qué quieren para sus hijos; que no sea cosa del azar».
Otro elemento fundamental para afrontar esta cuestión sería entender la naturaleza comercial de Internet, es decir, la ideología de consumo. «Los padres deben saber que se exponen a cualquier contenido generado por cualquier persona».
Respecto a los tipos de familias, la profesora ha explicado que han surgido 4 modelos diferentes. Por un lado estarían las «preocupadas-orientadoras» o aquellas en las que la brecha digital-generacional es muy grande. Por otro lado, las «despreocupadas-permisivas», es decir, las más hiperconectadas y que tienen menor percepción de riesgo. En tercer lugar estarían las familias «preocupadas-controladoras», en las que todo está basado en el control y, finalmente, las «preocupadas-ausentes», en las que los padres se sienten incapaces de ayudar a sus hijos.
Para concluir, Torrecilla ha lanzado un mensaje esperanzador sobre la utilización excesiva de las nuevas tecnologías. «La fiebre digital es una burbuja. Llegará un momento en el que los usuarios nos aburramos y su uso descienda de forma natural».