La de hoy se trata de una pequeña cumbre muy poco conocida. De hecho, es muy probable que hayáis pasado por al lado un montón de veces y jamás hayáis reparado en ella. ¿Cuáles serían, entonces, las razones para subirla? Pues como dijo no sé quién, porque está ahí. Aparte de eso, porque esta pequeña cima esconde una subida muy agradecida, porque la excursión de hoy la váis a agradecer, seguro, y porque, como guinda del pastel, se trata de otra cumbre puntuable más que os metéis en la mochila.
Desde el barrio de Bergantza subiremos por una pista asfaltada en dirección sur. Dicha pista asfaltada está señalizada con un cartel de madera en el que pone «Pagasondo». A los pocos metros de empezar a subir por ella, en el primer caserío que veamos a nuestra izquierda, nace un sendero, lo cogeremos. Dicho sendero nos lleva dirección sureste al filo de la montaña, a la misma altura que la autopista.
Una vez allí, continuaremos hacia el sur por el filo. En breve veremos un desvío en forma de sendero a la derecha, lo cogeremos. Más adelante se repite la jugada, esto es, de nuevo cogeremos un sendero que sale hacia la izquierda. En este tramo del recorrido el juego consiste en continuar por el filo. Es muy fácil, intuitivo y disfrutón.
En el filo principal
Hasta que, en un momento dado, el sendero que va por todo el filo desaparece, por lo que ahora nos va a tocar apretar un poco los dientes monte a través. Seguiremos subiendo entre unos pinos y, en unas pocas decenas de metros, llegaremos a una langa que saltaremos. Acto seguido, subiremos por una zona de helechos muy cerrada en la que nos costará bastante avanzar. La sensación es parecida a como si estuviéramos abriendo huella por nieve virgen. Menos mal que dicho tramo es bastante corto y, pronto, salimos de nuevo a la larra. De repente, la cuesta se acaba y aparecemos en el filo principal. Aquí es donde se aclaran todas las dudas acerca del recorrido a seguir.
En el filo toca girar a la izquierda y avanzar por pista hasta la primera cima secundaria de hoy. Se trata del Alto de San Antón, coronado por un característico repetidor. Una vez llegado hasta él, continuaremos dirección sur por la pista para bajar a un marcado collado. Desde el collado continuaremos de frente, obviando todas las pistas que nacen tanto a izquierda como a derecha. Dejaremos atrás un repecho secundario para llegar a un sendero que nace a la izquierda de la pista. Este sendero continúa por el filo entre pinos y nos deja directos en la cumbre del Astobitza (577 m). Si os apetece, podéis echar un irrintzi, ¡que la ocasión de hoy lo merece!
Desde la cumbre continuaremos dirección sur por todo el filo. Al principio, lo haremos por sendero y, luego, por pista. En un momento dado, la pista se desvía un poquito hacia la derecha, esto es, hacia el suroeste. Al poco, saldremos a una pista que cruza transversalmente la pista por la que bajábamos. Torceremos a la izquierda dirección este y, llaneando, volveremos al mismo filo de la montaña. Aquí nace, de nuevo, otra pista que sigue descendiendo por dicho filo hacia el sur. Aunque en este tramo tengáis que perder unos minutos buscando el camino correcto, vale la pena hacerlo.
Llega un momento en que la pista gira bruscamente a la izquierda dirección norte. Esto ocurre cuando estamos casi a punto de llegar al fondo del valle. En breve, la pista vuelve a girar a la derecha para bajar directos a la carretera y completar la excursión de hoy.
Si por lo que sea no hemos hecho combinación con nuestros coches, nos tocará bajar andando por la carretera unos 4 kilómetros más. En este caso recomiendo chalecos reflectantes y cuidado con el tráfico. La carretera puede ser tan peligrosa, o más, que la montaña.