XANDRA ROMERO

¿Para qué se forma un dietista-nutricionista?

El pasado día 24 de noviembre se celebró el Día Mundial del Dietista-Nutricionista. Siempre escribo un artículo conmemorando este día y, este año, en el que la relevancia de la ciencia y la precariedad de la misma en el Estado español se ha hecho más patente que nunca, no voy a dejar de aprovechar el trampolín que me ofrece 7K para poner de relieve esta profesión sanitaria tan necesaria y tan ninguneada.

A ojos de la ley, el dietista-nutricionista (DN) es el profesional de referencia en el tratamiento dietético-nutricional tal y como recoge la Ley 44/2003 de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS). Sin embargo, en casi todo el Estado, no hay un lugar para estos sanitarios en sanidad pública. Fuera de aquí, a nivel internacional, esta profesión sanitaria está respaldada y reconocida por la International Confederation of Dietetic Associations (ICDA), quien define al propio DN como «aquel profesional que aplica la ciencia de la alimentación y la nutrición para promover la salud, prevenir y tratar enfermedades y optimizar la salud de individuos, grupos, comunidades y poblaciones». En el ámbito europeo, es la European Federation of the Associations of Dietitians (EFAD) quien integra este colectivo desde el año 1978.

En Gran Bretaña, por ejemplo, son un grupo de sanitarios más, que realizan su trabajo en los hospitales públicos ingleses. Cada hospital cuenta con 45 DN, especializados por ejemplo en el tratamiento de enfermedades agudas (trastornos alimentarios, fallo intestinal, colon irritable etc.), en patología renal, DN comunitarios (investigación, diabetes, obesidad etc.), especializados en oncología y en pediatría.

Un DN en un hospital no hace “solo dietas" y se encarga por ejemplo de realizar:

1. Evaluación nutricional completa y evaluación del estado nutricional en cada situación médica concreta.

2. Elección del tipo de nutrición más adecuada a cada situación médica. Prescripción de nutrición enteral/parenteral si es necesario.

3. Optimización dietética para procedimientos quirúrgicos.

4. Monitorización de la pauta dietética y su efecto e indicación de suplementación nutricional.

5. Cambio de la indicación dietética si fuese necesario durante la progresión de la enfermedad.

6. Elaboración de informes para el resto del equipo médico.

Sin embargo, aquí, si una persona necesita tratamiento dietético, se lo indica otro profesional sanitario no cualificado o se debe costear de forma privada estos servicios. Siendo así, los DN, mayoritariamente quedamos relegados a las consultas privadas de nutrición, donde, muchas veces, se infravalora el trabajo que hay detrás.

Y es que, a diferencia de otras consultas de salud, la consulta nutricional requiere de un tiempo posterior importante, ya que el nutricionista debe entregar una pauta, una guía o material de educación nutricional para que el paciente pueda seguir las recomendaciones. Esto implica pensar en el paciente concreto que tenemos delante. Pensar en su problema/ situación patológica/ situación fisiológica concreta (infancia, gestación, lactancia, senectud…), las necesidades que esto origina, su estilo de vida, sus horarios, situación laboral, sus gustos, su capacidad y motivación para el cambio y un largo etc.

Por eso, la consulta de nutrición no dura solo el tiempo en que atendemos presencialmente; también el tiempo posterior que dedicamos a cada caso en concreto, de ahí que el tratamiento sea personalizado y no “la dieta del cajón” que usan otros profesionales de la salud. Requiere tiempo posterior en elaborar el plan concreto, resolver dudas, historia clínica, actualizarse y revisar estudios, recomendaciones etc.

Por lo que no, no somos esos profesionales que damos una “dieta” restrictiva y “pesamos”; somos mucho más y deberíamos todos juntos, DN y población general que paga una sanidad pública, reivindicar el derecho a ser atendidos correcta y legítimamente.

Por último, un dato que ha llamado poderosamente mi atención: en la sanidad pública inglesa, de los pacientes que son derivados al DN por otros profesionales, solo un 10-20% lo son exclusivamente para la pérdida de peso; ergo, no solo hacemos dietas para eso.