Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Un esnifable contra las sobredosis para un EEUU adicto a los opiáceos

Cada año fallecen en EEUU cerca de 100.000 personas a causa de sobredosis. Ocho de cada diez muertes se dan a causa de un sobreconsumo de opioides. La Agencia del Medicamento americana ha autorizado la venta sin receta de naloxona, un fármaco que evita el colapso pulmonar mortal en estos casos. 

Narcan, el nombre comercial de la naloxona inhalable, que acabará vendiéndose en supermercados.
Narcan, el nombre comercial de la naloxona inhalable, que acabará vendiéndose en supermercados. (AFP)

El cerebro está tan en otra parte que, simplemente, se olvida de respirar. Así se muere por sobredosis de heroína u otros opiáceos, como el fentanilo o la oxicodona. Otro compuesto, la naloxona, si se administra a tiempo despierta a esos pulmones, evitando la crisis letal. Al fármaco no se le han detectado grandes contraindicaciones y la FDA, la Agencia del Medicamento de EEUU, ha autorizado su venta libre en farmacias y, para el verano, en los supermercados.

Dos dosis de Narcan, la versión esnifable de la naloxona, se pueden adquirir en farmacias por 47 euros. La opción genérica inyectable sale mucho más barata, apenas 3 euros.

EEUU no es el primer país en vender naloxona sin receta. Se le adelantaron algunos de sus estados, Canadá y Reino Unido. Sin embargo, el paso es trascendente por la crisis social y sanitaria que vive a causa de los opioides, además de por ser ejemplo para otros países, como México, donde el fentanilo se ha disparado de la mano de los narcos.  

En dos décadas, las muertes a causa de sobredosis por derivados de opio se han multiplicado por 8,5.

En dos décadas, las muertes a causa de sobredosis por derivados de opio se han multiplicado por 8,5 en EEUU. La causa no radica en el comercio ilegal de drogas, sino en el descontrol en las recetas para combatir el dolor que emplean para estos medicamentos con terrible capacidad adictiva. Se trata de un país donde la legislación, además, permite publicitar estos fármacos.

A esto hay que sumar un sistema de salud asentado en seguros médicos, que hace que personas no curen sus lesiones por falta de recursos, cronificando el dolor (y con esto, el consumo opioides). Un sistema sanitario no centralizado provoca, asimismo, descontrol de los medicamentos que prescribe cada médico.

Eso sí, aunque la vía de llegada a la población del grueso de los opiáceos sean las farmacias, el uso que se hace de ellos es tanto para calmar el dolor como buscando el efecto eufórico, eufórico o la necesidad desarrollada por la adicción.

Se han colocado las primeras máquinas expendedoras de naloxona en cárceles de condados concretos. 

Además de venderse sin receta, la naloxona ya se distribuía gratis a la Policía y en los Servicios de Emergencias. En California se ha introducido en los colegios y entrará próximamente en las bibliotecas. También se han colocado las primeras máquinas expendedoras de naloxona en cárceles de condados con gobiernos progresistas. La previsión es que, de cara al verano, la naloxona salga de las farmacias y entre a tiendas de comestibles y supermercados.

Consumo de opiáceos en Euskal Herria

En Euskal Herria hay un problema en el consumo de opiáceos muchísimo menor. El consumo de heroína y de sustancias procedentes del mercado negro se encuentra aparentemente estancado, ni sube ni se erradica. Pero algo sí ha repuntado el uso de estos fármacos que tantos problemas generan en EEUU.

La monitorización de las drogas que se consumen en Euskal Herria es deficiente y, además, cada vez peor. En Nafarroa, la asociación referente en este aspecto, Hegoak, puso fin a 20 años de trayectoria por falta de financiación hace un año. También Etorkintza, en Bizkaia, pasa por momentos complicados.

Un 15,8% de la población ha consumido en 2022 opioides con o sin receta (eran 14,5% en 2019).

Así las cosas, hay que buscar datos en encuestas estatales, siendo el referente EDADES, un cuestionario bianual que, en 2019, incluyó por primera vez preguntas sobre consumo de opiáceos con receta.  

Según esta fuente, un 15,8% de la población del Estado ha consumido en 2022 opioides con o sin receta (eran 14,5% en 2019). Las personas que los habían consumido sin receta, por contra, han bajado ligeramente estos tres años: suponían el 1,5% en 2022 y el 1,7% en 2019.

La Agencia Española del Medicamento tiene autorizado el uso de la naloxona para sobredosis, pero no ha llegado a las farmacias. Sus contraindicaciones son náuseas, mareos, taquicardia y, en ocasiones, síndrome de abstinencia a opioides. La versión inhalable, por ahora, no se comercializa.