«Tip para bajar de peso», asegura una publicación del 15 de febrero de 2023, compartida cientos de veces en TikTok e Instagram. «Baja tus picos de glucosa, y esto no es solo para diabéticos. Llevo 16 kilos perdidos en tres meses. Cada vez que comemos, hay una reacción de nuestro cuerpo (...) Si quieres mejorar tu salud, baja tus picos de glucosa».
En la descripción del video, el usuario menciona: «Esto es sin duda lo que me ayudo a bajar de peso, para poder monitorearme me equipé con un monitor de Glucosa continuo por 45 días. Así aprendí a manejar las subidas y bajadas». Hay numerosas publicaciones similares en las redes sociales.
La bioquímica francesa Jessie Inchauspé, conocida en Internet como ‘The Glucose Goddess’ (La diosa de la glucosa), publica constantemente gráficos de sus niveles de azúcar en sangre después de las comidas y comparte «trucos» para evitar los picos en un libro superventas titulado ‘La revolución de la glucosa’.
Inchauspé ha afirmado en múltiples plataformas, incluidos podcasts y entrevistas de televisión, que enseña la «ciencia de la glucosa» incitando a las personas a evitar picos de glucosa consumiendo vinagre o comiendo verduras antes de las comidas.
Pero el azúcar en sangre suele aumentar naturalmente después de las comidas y los profesionales médicos afirman que este tipo de contenido puede desencadenar hábitos peligrosos en personas con predisposición a los trastornos alimenticios.
Reacción del cuerpo
Un nivel de azúcar en sangre inferior a 140 mg/dL se considera normal. El influencer Jason Wittrock, uno de los promotores del control de los picos de glucosa, considera en sus videos que, por encima de ese umbral, su nivel de glucosa «se ha disparado». Pero superar ese nivel durante breves periodos de tiempo tras una comida no debería ser motivo de demasiada preocupación, explican los expertos.
«A todo el mundo le sube la glucosa después de comer, sobre todo si se trata de un alimento con un índice glucémico alto», como las frutas o las bebidas azucaradas, afirma Dawn Davis, profesora de la división de endocrinología, diabetes y metabolismo de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, EEUU. «Esto es normal. En los pacientes sin diabetes, el cuerpo segrega insulina para ayudar a eliminar esta carga de glucosa, y la glucemia vuelve a los niveles normales en unas dos horas», ha declarado.
Christine Byrne, dietista registrada en Raleigh (Carolina del Norte, EEUU), concuerda con la afirmación: «No hay razón para controlar constantemente los niveles de azúcar en sangre, a menos que una enfermedad como la diabetes lo requiera».
En una de las publicaciones viralizadas, un hombre asegura haber bajado 16 kilos en tres meses gracias al monitor de glucosa. «Eso es totalmente falso», ha asegurado el doctor Javier Remon, jefe del servicio de diabetología del Hospital Bernardo Houssay y coordinador de la unidad de diabetes en la Clínica Pueyrredón, en Argentina. «No está validado que el monitoreo de glucosa ayude al peso en pacientes que no tienen diabetes».
Según el experto, las descripciones fisiológicas en esta publicación sobre la subida de insulina cuando la glucemia sube, y las reservas que esto genera, «son una verdad mal aplicada», señala. «Porque si uno gasta esa energía, eso ya no es real. (...) Lo que dice no es una mentira; lo que pasa es que está mal aplicado a una persona que mira esto desde el enfoque de la obesidad. (...) El problema es el sedentarismo, no tiene que ver con el pico de glucosa».
Ni siquiera se recomienda a los diabéticos una «atención exagerada» en la glucosa, ya que puede llevar a las personas a evitar alimentos saludables, ha comentado Rohin Francis, cardiólogo británico y fundador de un canal de YouTube sobre educación científica. Dice que ha visto a pacientes eliminar innecesariamente fruta o pan de sus dietas basándose en las lecturas del glucómetro.
«Si una persona sana no diabética come una fruta, verá que su glucosa sube ligeramente y luego se normaliza, mientras que si come una hamburguesa, la glucosa puede cambiar menos», ha dicho. Para los diabéticos, la glucosa alta puede ser mala, pero es incorrecto que una persona no diabética «saque la conclusión de que la fruta es más perjudicial para ellos que la hamburguesa», agrega.
Francis ha dicho que influenciadores como Inchauspé comparten «algunos consejos sensatos», como destacar la importancia de la fibra para una dieta sana, pero los mezclan con «afirmaciones incorrectas desde un punto de vista fáctico». A su vez, ha puesto en duda la idea de que sea preferible reducir los picos de glucosa. La revisión citada por Inchauspé en esta publicación sobre el vinagre, por ejemplo, se centra en pacientes diabéticos, señaló. «En el caso de los pacientes no diabéticos, mi principal preocupación es que estamos patologizando la fisiología normal de la glucosa», ha afirmado. «No tengo ningún problema con que la gente registre datos y tenga curiosidad por saber cómo funciona su cuerpo. Lo que es potencialmente dañino es lo que están haciendo con esos datos y lo que los influencers les dicen sobre esos datos».
En otra publicación, una mujer comparte gráficos de ‘The Glucose Goddess’ y asegura que «si comes melón solo, hay elevación de glucosa. Pero si lo comes acompañado de jamón serrano, eso no sucede». El doctor Javier Remon asegura que, si bien el ejemplo no es incorrecto, es «por lo menos incompleto», pues «si uno se enfoca en la glucemia está bien, pero después tenemos un impacto en el colesterol, que no tendríamos si no comiéramos el jamón».
«Si eso es para un paciente con diabetes tipo 1, joven, que no tiene ningún problema de salud, no hay ningún inconveniente», asegura el diabetólogo. El problema es que quien hace esta aseveración no especifica las condiciones de la persona que se mediría la glucosa. «Si es para una persona con diabetes tipo 2, obesa, hipertensa, dislipémica, es una catástrofe ese consejo. Si es una persona que no tiene diabetes, pero tiene obesidad e hipertensión, también es una catástrofe. (...) Todo habría que analizarlo de acuerdo a las enfermedades que tiene cada persona».
Riesgo de trastornos alimentarios
Abby Langer, dietista registrada de Toronto (Canadá), ha asegurado que comparar los efectos de comer dulces en función de si se corre o no justo después –como hizo Inchauspé en una publicación– podría desencadenar un deseo de mantener dietas restrictivas. «Sentir que necesitamos deconstruir las comidas para comer cada alimento por separado es un desorden», advierte.
«El problema de las verdades a medias es que el que las lee las aplica de acuerdo a lo que le parece», asegura Javier Remon. En este sentido, este tipo de publicaciones pueden «desencadenar trastornos alimenticios entre las personas que tienen una predisposición», pues, aunque «los conceptos son reales, les falta la mitad de la información».
Accesibilidad para diabéticos
A los profesionales de la medicina también les preocupa la posible escasez de dispositivos de control de la glucosa para diabéticos, según Dawn Davis, de la Universidad de Wisconsin.
«Ya hay una serie de problemas de escasez y accesibilidad con muchos productos farmacéuticos y suministros para pacientes con diabetes», ha dicho, citando como ejemplo el medicamento para la diabetes Ozempic, cuya demanda ha aumentado generando una oferta intermitente en países como Estados Unidos o el Estado español.
El medicamento inyectable de venta con receta de la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk se desarrolló y aprobó inicialmente en numerosos países para tratar la diabetes de tipo 2, y se demostró que reducía el apetito de los pacientes, lo que provocó un aumento de la popularidad de Ozempic entre las personas sin diabetes.
«Incluso si este uso no autorizado no es el que provoca la escasez, cuando estos productos escasean por cualquier razón nuestros pacientes están compitiendo con aquellos que realmente no necesitan estos medicamentos o dispositivos para mejorar su salud», añade Davis.