Iñaki Zaratiegi

Marcos incomparablemente pop

Calor tropical en el txupinazo del nuevo Boga Boga Festibala. El remedio estaba cerca en el mar y las duchas de la playa de Ondarreta, escenario central de las actividades callejeras gratuitas, con cuatro conciertos. La acción se trasladó luego al parque de Miramar, con otras cuatro sesiones.

Belako, en el «bosque escondido» de Miramar.
Belako, en el «bosque escondido» de Miramar. (Gorka Rubio | Foku)

Caprichosos son los cielos y si hace un par de semanas hubo que desmontar y trasladar a salas el festival campestre Glad Is The Day, el nuevo Boga Boga Festibala ha sido recibido con una sofocante chicharrina. Contradictorias circunstancias que convierten lo meteorológico en casi tan protagonista como la programación musical. Ocurre cuando algunas valientes programaciones se echan a la calle con buen ánimo y hasta arrojo.

Es el caso de esta simpática nueva cita que comparte por un fin de semana el espacio tradicional de toallas y silletas con entusiastas gentes musiqueras. Afortunados bañistas hubo que disfrutaron de alguna sesión sin secarse el agua de la ducha. Aunque más humilde en tamaño, el escenario sobre la arena parecía tomar el relevo del ambiente similar que disfruta el otro extremo marino de la Zurriola durante el Jazzaldia.



La playa ardiente


Sufridamente valientes debieron ser los primeros grupos que actuaban a plena canícula e igualmente animadas sus audiencias. Arrancaron los madrileños Dharmicide, etiquetados dentro del evanescente mundo del «dreampop». Les tomó el relevo la levantina Irene Garrido y sus Irenegarry. Y remató fiesta Simona, la argentina residente en Barcelona, presentando sus reivindicaciones feministas del disco ‘Mandona’. Sola, con buen apoyo de pregrabados, mucho descaro e insinuante bailoteo, con capítulos twerking, cantó a las mamás, reivindicó no cocinar y emuló al romántico argentino Sandro. 


La tradicional quietud de la «conservadora» Ondarreta, que ya recibió hace bastantes años programaciones musicales –aunque nocturnas– durante la Semana Grande, saltó por los aires ante la buena nueva juvenil.



El bosque escondido

Más novedosa y original resultó la colonización de los jardines traseros del Palacio Miramar, el llamado «bosque escondido». Un espacio no solo inédito sino seguramente desconocido para la mayoría de la gente musiquera que se acercó al cuádruple programa de tarde-noche.


Ambiente festivalero en el Palacio Miramar. (Gorka Rubio | Foku)

Amenizó el prólogo y los interludios el incombustible pincha local Javi Pez, siempre en la onda dance. Y por si el sofoco fuera poco, la marchosa Pongo subió el termómetro con sus enganchones ritmos kuduro, la particular mezcla de ritmos de baile angoleños y electrónica.

La afro-lusa Engracia Domingos da Silva se acompañó de otras dos colegas a la batería y efectos y compartió escena y juerga con dos arrasadoras bailarinas. Invitaron a la asistencia a sumarse a la fiesta y el cercano, colectivo y contagioso encuentro acabó cual formidable guateque.


Ritmos angoleños y electrónica con Pongo. (Gorka Rubio | Foku)

Nada tenían que ver con esas lógicas estilísticas los rockeros vizcaínos Belako, que venían de pasearse por el Támesis londinense en acción promocional para su cuarto disco ‘Sigo regando’. La conocida energía del cuarteto mixto no podía defraudar en un momento tan álgido de su andadura y los de Mungia se dejaron una vez más la piel sobre el tablado. Maduros, seguros, disfrutando y con plena solidez de su solista Cris Lizarraga.


La pareja Panda Bear & Sonic Boom, (el norteamericano Noah Lennox, de Animal Collective, y el británico Peter Kember, de los influyentes Spacemen 3) presentaba su disco conjunto ‘Reset’ y ofreció un original recital de pop atmosférico, neo sicodélico y experimental. A ratos a dúo vocal, pendientes siempre de su cacharrería sónica, con abundante apoyo gráfico de fondo y un set lumínico no apto para vistas sensibles. Kember probó hermosos juegos de voz y su colega experimentó hasta con diversos instrumentos de boca. Hubo también baile en una apabullante sesión sin muchas concesiones.


Y, como se veía, venir, y ya bien entrada la noche, los galos La Femme la armaron buena en el fin de fiesta con el desparpajo de estilos que se escucha en su novedad ‘Teatro lúcido’ y su soltura escénica. Una verbena de lujo con típicos tics a lo galo (ay, Gainsbourg) y el punto justo de horterada gabacha. La numerosa audiencia, que disfrutó del incomparable marco en una noche plenamente estival, bailó sin descanso. El experimento festivalero de Miramar resultó un redondo lujo. Pasada la medianoche, la gente más animosa del guateque se dispersó por la programación electrónica de los clubs Dabadaba, Doka y Le Bukowski.

Jornada sabatina en Dabadaba Arena

Este sábado, el llamado ‘Dabadaba Arena’ de Ondarreta madrugará a las 14.30 horas con el recital playero del donostiarra Lucas Jesús Bariri, que ha pasado por Joe La Reina y La Tripleta Picante y tiene debut autónomo (‘Canciones de ayer y de hoy’) en una onda de pop divertido. Le sucederá el danés-mexicano y afincado en Madrid, Vatocholo, el Vato, con un repertorio de canción callejera.


El nervio casi punk lo pondrá el trío euskaldun Lukiek, que encabeza desde 2021 Josu Ximun Billabeitia (voz y guitarra de Belako). Pura energía rockera. Más calmado es el mundo del cantautor rockero catalán Joe Crepúsculo, de orientación electrónica bailable. Y cerrará la jornada la veterana mexicana Ima Felini, que viaja bajo el nombre artístico de Amantes del Futuro y propone marchosa cumbia electrónica.



Mujeres en el museo


La segunda cita de pago de Boga Boba será un triple recital femenino en el entorno del museo Txillida Leku de Hernani. Los organizadores dicen haber «construido una noche alrededor de Julieta Venegas» con dos colegas femeninas locales.


A las 20.00 horas abrirá telón la joven tolosarra Ana Arsuaga, que se presenta como Verde Prato. Tiene los discos ‘Kondaira eder hura’, ‘Jakiera’, ‘Adoretua’ o ‘Euskal Pop Erradikala’, en el que «deconstruye» con su suave voz la radicalidad rockera de Hertzainak y Kortatu.


Desde las 21.00 horas, intervendrán la azkoitiarra Anari Alberdi y grupo. Una veterana formación rockera que desgranará el rico repertorio de una de las cantautoras centrales del rock euskaldun. Y a las 22.15 subirá al escenario la conocida mexicana Julieta Venegas, que ha actuado en varias ocasiones en escenarios vascos y que es una particular vocalista, instrumentista (acordeón) y comunicadora que no defrauda.