El primer conflicto a gran escala documentado en Europa tuvo lugar en Araba hace 5.000 años
Un estudio publicado en la revista ‘Scientific Reports’ sugiere que hace 5.000 años tuvo lugar en el sur de Araba una batalla que se saldó con centenares de víctimas. Se trata del primer gran conflicto documentado, previo a la Edad de Bronce.
El estudio de miles de fragmentos de hueso de unos 338 individuos enterrados en un yacimiento de Rioja Alavesa sugiere que fueron víctimas de «multitudinarios y violentos enfrentamientos» ocurridos hace unos 5.000 años, mil años antes del primer gran conflicto documentado en Europa en la Edad de Bronce.
El estudio, cuyos detalles se publicaron este jueves en la revista ‘Scientific Reports’, ha sido dirigido por Teresa Fernández-Crespo, del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, y se ha hecho en colaboración con científicos de universidades de Oxford, de Euskal Herria y de Cantabria, entre otras.
La investigación se basa en el análisis de los restos óseos de más de 300 individuos de hace entre 5.400 y 5.000 años que fueron excavados en los años ochenta y noventa en el yacimiento San Juan Portam Latinam, en la Rioja Alavesa y que se conservan en el Museo de Arqueología de Araba, situado en Gasteiz.
Entre los restos, depositados en un enterramiento múltiple, predominan los de varones adolescentes y adultos, que presentaban la mayoría de señales de violencia, con heridas de puntas de flecha y traumatismos craneales.
Además, muchos de ellos tenían heridas cicatrizadas y sin cicatrizar, unas evidencias que sugieren que hubo «un conflicto a gran escala, organizado, protagonizado por hombres, principalmente, y duradero, de al menos varios meses», explica a Efe la investigadora principal.
Conflictos en el Neolítico
Los conflictos durante el Neolítico europeo, hace aproximadamente entre 9.000 y 4.000 años, siguen siendo poco conocidos.
Según habían documentado investigaciones previas, esos enfrentamientos consistían en incursiones de pocos días y en las que participaban pequeños grupos de hasta 20-30 individuos, por lo que se suponía que las sociedades neolíticas carecían de la capacidad logística para soportar conflictos más largos y a mayor escala.
De hecho, se pensaba que el primer conflicto de este tipo en Europa no tuvo lugar hasta la Edad de Bronce (hace entre 4.000 y 2.800 años), con ejemplos como la batalla de Tollense, en Alemania, donde se cree que pudieron intervenir hasta 4.000 combatientes.
Sin embargo, las características de los restos del yacimiento alavés evidencian que el lugar fue escenario de un conflicto que posiblemente involucró a varios centenares de personas y que, además de violencia directa, causó «daños colaterales en la calidad de vida, como enfermedades y deficiencias nutricionales», indica Fernández-Crespo.
Aunque las razones no están claras, los autores creen que la alta densidad de población y la importante complejidad socioeconómica de la Rioja Alavesa en el Neolítico final pudieron ser una fuente de competencia por los recursos entre los diferentes grupos de la región que acabó desembocando en un «violento conflicto entre la población local, pues no hay evidencia de llegada de gentes», apunta la investigadora.
Heridas de flecha
De hecho, el área en la que se encuentra el yacimiento San Juan ante Portam Latinam «es la región de la Europa prehistórica con mayor número absoluto de heridas por punta de flecha», y no solo en este yacimiento «sino también en yacimientos vecinos», puntualiza.
Según el estudio, en San Juan ante Portam Latinam se hallaron además 52 puntas de flecha de sílex de las que, según investigaciones anteriores, al menos 36 mostraban huellas de impacto.
Los autores descubrieron que uno de cada cuatro individuos presentaba lesiones esqueléticas, y el 10,1% heridas sin cicatrizar, cifras sustancialmente superiores a las tasas de lesiones estimadas para la época (7-17% y 2-5%, respectivamente).
También descubrieron que el 74,1% de las lesiones no cicatrizadas y el 70% de las lesiones cicatrizadas se habían producido en varones adolescentes o adultos, una tasa significativamente mayor que en las mujeres, y una diferencia no observada en otros yacimientos neolíticos europeos resultado de episodios violentos, como masacres.
«En este estudio concluimos que la guerra en el Neolítico era mucho más sofisticada, organizada y con potencial para afectar a la población general de lo que se pensaba hasta ahora, con lo que se supone que necesariamente existió una mayor jerarquización socio-económica que la asumida», concluye Fernández-Crespo.