Sergio Iglesias
Entrevue
Iñigo Garrido y Aitor Ruiz
Triple Zero Band

«Este disco pretende ser una apuesta, no sabemos si ganadora o no… eso está por ver»

La banda de Barakaldo presenta su reválida, cinco años después de su anterior ‘Brothers’, con un disco en el que han contado con de grandes músicos y amigos que hacen de ‘All in’ un trabajo muy especial. Dan un nuevo paso en la búsqueda de su propio estilo dentro del hard rock y el blues. 

Iñigo Garrido y Aitor Ruiz, de Triple Zero.
Iñigo Garrido y Aitor Ruiz, de Triple Zero. (Aritz Loiola | FOKU)

‘All in’ un trabajo muy especial, con el que Triple Zero Band da un nuevo paso hacia adelante en la búsqueda de su propio estilo, siempre siguiendo los dictados de las grandes bandas y artistas del hard rock y el blues. El sábado 30 de diciembre actúan en La Taska de Sopela, y el 11 de enero en La Triangu.

Han pasado ya cinco años desde su anterior trabajo, pero entiendo que el proceso de un disco tan ambicioso como este ‘All in’ exigirá su tiempo ¿no?

Iñigo Garrido: Honestamente, no han sido cinco años de trabajo porque, además, hubo dos años de pandemia en los que no pudimos hacer gran cosa. De hecho, cuando pudimos empezar a juntarnos, fue cuando surgieron las primeras ideas de estas nuevas canciones, al principio cosas poco elaboradas que, poco a poco, fueron tomando forma; pero lo que sí tuvimos claro desde el primer momento es que queríamos que fuera un disco muy colaborativo. 

Lo que se percibe escuchando este nuevo disco es que parece que, sin ceñirse a un estilo concreto, han adaptado a su personalidad todas esas influencias del hard rock y el blues, ya presentes en ‘Brothers’. ¿Cómo ha sido el proceso de composición en ese aspecto?

Aitor Ruiz: La idea era seguir un poco la línea de ‘Brothers’, que ya era muy amplio en cuanto a influencias, e ir cerrándolo un poco, cogiendo lo que más nos gustaba y lo que veíamos que funcionaba mejor en directo. Al final, han salido estos ocho temas, un poco más enfocados en ese estilo más concreto, intentando buscar una identidad propia… pero aun así, todavía nos queda un campo muy abierto para seguir evolucionando en esos sonidos.

«Todas nuestras influencias están metidas en esa coctelera que es el disco, aunque los referentes sean más evidentes en unas canciones que en otras»

I.G.: Nos lo hemos pasado pipa haciéndolo, porque como dices, todas esas influencias de todos los años que llevamos escuchando música están metidas en esa coctelera, aunque los referentes sean más evidentes en unas canciones que en otras. Pero ahí están los clásicos Led Zeppelin, Deep Purple y Hendrix, que no pueden faltar, con otras bandas que nos han marcado de los 90, como los Black Crowes, por ejemplo, que recuperaban el sonido de aquellos clásicos, pero con un toque más contemporáneo. Y en el fondo, lo que queríamos con este disco era coger esa esencia, pero con un sonido moderno más contundente y con más pegada.

Es que, nadie va a inventar nada a estas alturas, ¿verdad?

A.R.: Al final, es evidente que todo lo que hemos mamado tenía que salir por algún lado…

I.G.: De hecho, si me llegas a preguntar hace 20 años qué iba a hacer en 2023, te digo que este disco, porque creo que siempre he soñado con hacer algo como esto, que sonara a las cosas que más me han emocionado.

‘All in’, el título del disco, ¿es una declaración de principios, de ir absolutamente con todo y auto obligarse, de alguna manera, a hacer el mejor disco posible?

I.G.: Bueno, detrás de ese ‘all in’ hay una historia, y en realidad es el resultado de unas cuantas vueltas que hemos dado al tema; de hecho, la primera idea para el título era ‘All stars’, en honor a todos esos músicos que han colaborado en el disco, pero evolucionó a ‘All in’, primero porque por un lado, están todos dentro, y al mismo tiempo, porque esto pretende ser una apuesta, no sé si ganadora o no, eso está por ver.

A.R.: Hombre, es que con más ya es imposible ir ¿eh? (risas).

(Aritz Loiola | FOKU)

¿Y cómo van surgiendo estas colaboraciones tan especiales?

A.R.: Pues es curioso, porque el primero de los colaboradores al que le dijimos, finalmente no dio ‘su brazo a torcer’, y justo estaba yo aquí grabando a Moonshine Wagon, y cuando escuche a Lander (Lourido), le propuse hacer una colaboración, y la verdad es que se marcó un pedazo de tema… y el resto son todo amigos, la mayoría de ellos, de hecho, han estado tocando con nosotros en algún concierto.

¿Les intentaron sacar un poco de su zona de confort, y que hicieran cosas diferentes a lo que cada uno hace habitualmente?

A.R.: Ahí es donde te das cuenta de la capacidad de adaptación que tienen todos ellos, y lo buenos músicos que son…

I.G.: Ha habido un poco de todo, ya que a algunos les proponíamos nosotros lo que veíamos que podían hacer mejor, pero ha habido otros como Carlos (Escudero) que, siendo el más heavy de todos, nos pidió la balada… pues claro, lo que él quiera; pero el resto de colaboraciones han salido de una manera espontánea, lo han hecho de manera muy natural y el resultado ha sido la hostia.


«Si me llegas a preguntar hace 20 años qué iba a hacer en 2023, te digo que este disco, porque creo que siempre he soñado con hacer algo como esto»

¿Es una ventaja también tener en la producción a Pedro J. Monge, que tan bien les conoce, y al propio Aitor que, al ser miembro de la banda, ya sabe por dónde han de ir los tiros?

I.G.: No te puedes imaginar lo despreocupado que me quedo cuando dejo los temas en sus manos… (risas).

A.R.: Es que para nosotros, Pedro no es solo un productor, sino que fue él quien nos dirigió hacia dónde debía ir nuestro estilo, incluso antes de que la banda existiera como tal, un día que estábamos viendo un concierto de Simon McBride, de quien ya hacíamos una versión cuando nos juntábamos las primeras veces. Así que, se puede decir que empezó con la producción antes de que existiera Triple Zero Band, y por supuesto que, para nosotros, es uno más del grupo. 

I.G.: Por eso, cuando estamos trabajando con él, lo único que tenemos que hacer es ponernos en sus manos y dejarnos llevar, porque es el jefe, y el que más sabe de esto.

A.R.: Además es un tipo que sabe adaptarse a todo lo que le llega al estudio porque, aunque él viene sobre todo del heavy, cuando teníamos 14 años ya tocábamos en un grupo blues, tiene la carrera de guitarra clásica… es un tío con muchísima experiencia, y que sabe mucho de música.

Hablemos de las letras. ¿Cómo trabajaron la parte lírica de las canciones en este disco?

I.G.: Hay un poco de todo, y hay que echarle un poco de imaginación porque no son muy explícitas. Yo suelo decir que son historias de un rockero con la crisis de los 40, y por eso, a lo largo del disco, van desfilando ese tipo de ideas, vistas desde diferentes ángulos, desde lo personal, lo social y lo sentimental. Pero también hay otras cosas, como una canción que le hemos dedicado a nuestro batería Alex, y a todas esas muletillas con las que nos machaca en cada ensayo, y una cosa muy original, de esas que se te ocurren una vez en la vida: una balada que habla de amor (risas).

Tampoco podía faltar el merecido homenaje al ‘Dr. Lomo’ (Manuel Monge), fallecido cuando estaban preparando el disco, ¿no? 

A.R.: Sí, ‘The last round’ es una canción de Lomoken Hoboken, que hemos hecho rescatando la voz de Manu desde el estudio. ‘El oso’ era un tío muy grande, se le echa muchísimo de menos, y no hay homenaje posible que sea suficiente, todo lo que se haga para él siempre va a ser poco.

¿Cómo van a afrontar ahora el gran reto de llevar este trabajo al directo?     

A.R.: No creo que haya mucho problema con eso, porque antes de enviarles las canciones a los colaboradores, tenemos que tener claro que funcionan en formato trío, y por eso están muy trabajadas previamente. El resto, ya es la magia que ponen ellos, y que no dejan de ser arreglos adicionales. De todas formas, ojalá tuviéramos la oportunidad de subir al escenario y tocar junto a todos ellos.