Xandra  Romero
Nutricionista

Los verdaderos indicadores de salud

La dietista-nutricionista de 7K comenta en este artículo que hay métodos o prácticas insuficientes tanto a la hora de valorar los indicadores de salud como el control del peso. De modo que incluye algunas recomendaciones al respecto.

Tanto si este año te has propuesto mejorar tu salud o si eres de esas personas que justifican su continua necesidad de perder y controlar el peso como único método para ‘estar sano’, has de saber que esto es más ‘viejuno’ que la estrategia de contar calorías. Y es que desde hace mucho tiempo, y cada vez con más evidencia en la mano, se puede decir que el uso del peso corporal y el Índice de Masa Corporal (kg/m2) IMC para valorar, por ejemplo, el riesgo cardiovascular que incluye el perfil lipídico y colesterolemia, la glucemia etc. está más que obsoleto. Sin embargo, no paro de escuchar aquello de: tengo que adelgazar porque, fíjate, ¡peso 69 kg y mido solo 1, 55 m!

Ya sabemos que el aumento de peso puede ser a costa de tejidos magros, así como masa grasa, o que el tejido adiposo puede acumularse en regiones no troncales (p. ej., glúteofemoral), lo que puede ser relativamente benigno en comparación con el tejido adiposo acumulado en la zona del abdomen, donde tenemos casi todos los órganos.

Asimismo, durante las últimas dos décadas, la prevalencia de la adiposidad abdominal en personas con sobrepeso ha aumentado, independientemente de las categorías del IMC. De modo que esta tendencia en la distribución de la grasa corporal pedía a gritos la necesidad de enfoques alternativos para predecir la morbilidad y el riesgo de muerte. Así, en lugar de concentrarse en el peso corporal total, lo interesante es centrarse en las mediciones externas del abdomen; ¿cómo? Pues a través de índices como la circunferencia de la cintura como medida indirecta del tejido adiposo abdominal, y también la relación circunferencia de la cintura/altura que controla de manera aproximada la variación en la estatura adulta.

De hecho, en una declaración de consenso, la Sociedad Internacional de Aterosclerosis y el presidente internacional del grupo de trabajo sobre riesgo cardiometabólico sobre obesidad visceral han recomendado que la circunferencia de la cintura se incluya de forma rutinaria como una medida en la práctica clínica en vez de o además del IMC.

Estudios recientes y no tan recientes, concluyen que estas mediciones o índices están más fuertemente asociados con las subfracciones de lipoproteínas aterogénicas (las partículas que forman el colesterol) o resistencia a la insulina (la antesala de la diabetes) y, por lo tanto, son más “objetivas” a la hora de identificar el riesgo cardiometabólico.

Y, a pesar de todo esto y de que son mejores indicadores, también deberíamos cogerlos “con pinzas”, puesto que ninguno de los dos distingue entre tejido adiposo acumulado sobre los órganos (grasa visceral) y subcutáneo (michelines de toda la vida).

Fuera como fuere, que nadie te venda aquello de pesarte y calcularte el IMC. Si hay que hacer algo, lo que tienen que medirte son alguno de estos índices junto con una analítica de sangre que incluya perfil de grasas: triglicéridos además del colesterol y glucemia, así como reserva de ciertos minerales y vitaminas relevantes.