Un nuevo estudio basado en sedimientos de un lago en Ecuador ha permitido desarrollar el primer registro de temperatura de alta resolución que cubre los últimos 16.000 años en los Andes tropicales.
La investigación, que explora las temperaturas antiguas y los patrones de lluvia en los Andes tropicales de América del Sur ha revelado cómo la historia climática en esta parte del mundo fue impulsada por los niveles de dióxido de carbono y las corrientes oceánicas de los eventos climáticos globales.
Dirigido por investigadores de la Universidad de Brown, el estudio podría ayudar a los científicos a predecir y mitigar los impactos climáticos futuros en las regiones tropicales del planeta. El trabajo se describe en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
«Por lo general, cuando estudiamos el cambio climático en el pasado, enfatizamos el hemisferio norte o el hemisferio sur debido al papel descomunal que desempeñan al afectar los climas en todo el mundo», afirma en un comunicado Boyang Zhao, científico del Departamento de Ciencias de la Tierra, Ambientales y Planetarias de Brown y primer autor del estudio.
«Una de las preguntas más importantes que estamos abordando –señala– es cuáles son los factores que impulsan la historia de la temperatura en esta parte de los trópicos, de modo que podamos comenzar a aplicar potencialmente esos datos y conocimientos a otras regiones tropicales».
Junto con las implicaciones futuras, el nuevo estudio proporciona una mirada única sobre la forma en que partes distintas y distantes del mundo influyen en la temperatura y el clima en otras partes, enfatizando cómo los climas regionales están conectados con los cambios climáticos globales.
«Nuestra evidencia aquí sugiere que las temperaturas en esta región del mundo están más influenciadas por el hemisferio sur, es decir, lugares como la Antártida», asegura Zhao.
El estudio se ha centrado en un análisis de muestras de sedimentos de Laguna Llaviucu, un lago ubicado en el Parque Nacional Cajas de Ecuador. Las mediciones de las muestras de sedimentos han mostrado que las variaciones de temperatura en los Andes tropicales se alinearon estrechamente con los eventos climáticos que vieron subir y bajar las temperaturas del planeta durante los últimos 16.000 años.
En general, la evidencia ha mostrado que el principal impulsor de estas fluctuaciones de temperatura ha sido la concentración de CO2. Los investigadores han visto evidencias de que las temperaturas de los Andes tropicales coinciden con las temperaturas de la Antártida, que están controladas principalmente por las concentraciones de dióxido de carbono.
Los hallazgos han mostrado que hace unos 17.000 a 14.000 años, las temperaturas de los Andes tropicales aumentaron cuando el dióxido de carbono aumentó, y que las temperaturas se mantuvieron relativamente estables hace unos 12.000 años cuando los niveles de dióxido de carbono se mantuvieron relativamente estables.
Zhao explica que los hallazgos respaldan investigaciones anteriores que identifican al dióxido de carbono como un impulsor clave de los cambios de temperatura global desde la última Edad de Hielo.
El estudio también destaca el papel de las corrientes oceánicas que mueven el agua cálida desde los trópicos hasta el Atlántico Norte. Durante un período de enfriamiento conocido como la Reversión del Frío Antártico hace 14.500 años, la corriente hacia el norte se fortaleció, lo que provocó que transportara más calor hacia el norte y enfriara las temperaturas de la superficie del mar en el sur. Los investigadores han descubierto que este efecto de enfriamiento se extendió a los Andes tropicales.
Para reconstruir las condiciones climáticas pasadas, los investigadores han analizado biomarcadores lipídicos e isótopos de hidrógeno recolectados en 2009 de la Laguna Llaviucu por el científico Mark Bush del Instituto de Tecnología de Florida. Los biomarcadores lipídicos son compuestos químicos que brindan pistas sobre las temperaturas pasadas y los patrones de lluvia. Los datos de alta resolución, combinados con técnicas de datación precisas, han permitido al equipo crear una cronología detallada de los cambios climáticos durante los últimos 16.000 años.
Según los investigadores, esta es la primera vez que se han utilizado biomarcadores orgánicos para elaborar una historia climática cuantitativa de la Sudamérica tropical. Tradicionalmente, es difícil reconstruir las temperaturas de los trópicos.
El estudio también señala una serie de diferencias regionales en los patrones de temperatura, como la forma en que los Andes tropicales y el sudeste asiático se enfriaron durante ciertos períodos históricos, mientras que otras regiones como África no lo hicieron. La investigación también muestra cómo los factores locales pueden ayudar a contrarrestar los efectos globales del aumento de los niveles de CO2 al observar las diferencias entre los modelos de temperatura pasados y lo que muestran los datos de sedimentos.
Los investigadores de Brown planean seguir explorando los patrones de temperatura pasados en esta parte del mundo que históricamente carece de registros climáticos completos.
«Los entornos montañosos son algunas de las regiones más sensibles de la Tierra al cambio climático», remarca James Russell, profesor de Ciencias de la Tierra, Medio Ambiente y Planetarias en Brown, que supervisó la nueva investigación. «De hecho –añade–, se prevé que en un futuro próximo las altas montañas tropicales, como los Andes, experimenten un ritmo de calentamiento sólo superado por el Ártico, que es la zona del planeta que se calienta más rápidamente».