Jone Buruzko
IRUDITAN

Cultivo de arroz con patos y sin pesticidas

(Buddhika Weerasinghe / Getty Images)

En Japón miran atrás para intentar poner freno a algunos de los problemas del presente, como el uso excesivo de pesticidas. De esta manera, siguen manteniendo o recuperando un método que combina la piscicultura con el cultivo de arroz, una planta que conocen desde hace más de 2.000 años. Para los japoneses el arroz es símbolo de pureza, prosperidad y felicidad, y eso que dicen que es uno de los alimentos más contaminados. El sistema Aigamo, creado por el agricultor Takao Furuno en 1980, consiste en liberar patos en los arrozales porque se alimentan de malas hierbas y permiten reducir el uso de herbicidas. Estos preciosos patitos de solo una semana de edad están en la granja de Shunsuke Iseki, en Tambasasayama, y ayudan a cultivar arroz orgánico en un momento en el que el planeta está amenazado por los fertilizantes químicos. La cría de arroz y patos permite que el arroz producido se pueda vender más caro, lo que ayuda a los agricultores a hacer frente a los impactos del cambio climático. Iseki cuenta que su familia ha practicado este método los últimos 25 años. Para ello han criado 1.300 patos que contribuyen al cultivo de arroz sin químicos en 6 hectáreas. ¿El inconveniente? Que estos patos son híbridos no silvestres, su liberación está prohibida y deben ser destinados al consumo humano al final de la temporada. Cuando proliferan, suelen ser cazados para ser exterminados.