Mariona Borrull

«Megalópolis»

Escena de «Megalópolis», la última película de Coppola, que en su paso por el Festival de Cannes fue recibida con reacciones dispares.
Escena de «Megalópolis», la última película de Coppola, que en su paso por el Festival de Cannes fue recibida con reacciones dispares.

La “Megalópolis” de Francis Ford Coppola llega tras cuarenta increíbles años, 20 millones de dólares de su bolsillo, y sin un distribuidor hasta el último minuto. Repasemos. “Megalópolis” nació entre el éxito de “La conversación” y el rodaje infernal de “Apocalipsis Now”, bajo la forma de 400 páginas de apuntes que contarían «la vida de un arquitecto que aspira reconstruir Nueva York como una utopía» basada en preceptos de la Roma antigua y en contra de un alcalde corrupto. Una idea, según el propio Coppola, «psicodélica y novelesca», y «salvaje y loca», y muy de los ochenta, cuando la ciudad de los rascacielos aún era vista como una ratonera.

Pero nadie quería financiar una fábula sobre Cicerón y Catilina, mucho menos viniendo del cineasta que había gastado un millón de dólares en “El padrino 2” sin ningún visto bueno de la Paramount, que acababa de provocar un ataque al corazón a Martin Sheen y que había llevado su compañía, American Zootrope, a la ruina en 1990. Tocaba autofinanciarla. Pero cuando finalmente Coppola decidió ahorrar, aceptando trabajos por encargo (“Jack”, con Robin Williams, o “Legítima defensa, de John Grisham” con Matt Damon y Danny DeVito)... llegó el 11S. En 2007, el director admitía que tras los atentados no sabía qué hacer con su utopía arquitectónica neoyorquina.

Por suerte para el empecinado Francis, su familia había fundado un negocio vitivinícola que, sin su mano de por medio, había ido creciendo hasta convertirse en la decimotercera mayor casa de vinos del país. En 2019, como sus hijos Sofia y Roman Coppola no querían hacerse cargo de ella, finalmente vendió el negocio a otra empresa y con el dinero restante… Por fin, “Megalópolis”.

Después de actuar en poco más de un año para Martin Scorsese (“Silencio”) y Terry Gilliam (“El hombre que mató a Don Quijote”), Adam Driver parecía, naturalmente, el actor destinado a protagonizarla. Sabed que él está encantado, dice que es la mejor experiencia que ha tenido nunca. Está bastante solo en esto, porque como es habitual para Coppola, el rodaje ha sido… complicado. Por lo visto, el cineasta menospreciaba horarios, planes y su propio guion de forma sistemática, despidió a todo el equipo de efectos visuales bien entrada la producción y acosó a varias extras que hacían de gogós en un club.

A finales de marzo pasado, “Megalópolis” fue proyectada por primera vez ante ejecutivos de Hollywood, para ver si alguien la compraba, pero la película fue tachada de “veneno para la taquilla”, y la impresión quedó reforzada con unas reacciones muy dispares tras su posterior premiere en el Festival de Cannes. Finalmente, Lionsgate en EEUU y Tripictures en el Estado español han asumido el riesgo... Vender un alucine tan feo y arrollador como un larguísimo anuncio de Ocaso, con las cantantes de ópera y el Sol flotante. Hay que verla para creerla, aunque también podemos pasar completamente.