IBAI GANDIAGA PÉREZ DE ALBENIZ
ARQUITECTURA

Regionalismo crítico en Ho Chi Minh

Cuando Jørn Utzon dibujó el perfil de las bóvedas laminares que cerraban el interior de la iglesia de Bagsvaerd, en Dinamarca, estaba diseñando un elemento que debía de ser, primero, construido tabla a tabla, hasta conseguir un cofre de madera donde verter el hormigón. Un sistema totalmente alejado de la modulación y prefabricación que sus profesores, criados bajo los preceptos del Movimiento Moderno, le habían inculcado. Las bóvedas de hormigón eran algo artesanal, algo que llamaba a un sentimiento sacro, alejado de la asepsia moderna.

Utzon, quien luego adquiriría renombre mundial por la Ópera de Sidney, era el último eslabón de una serie de arquitectos de posguerra que rechazaban, a veces de modo directo, otras veces de modo velado, las maneras de proyectar enseñadas por el canon del Movimiento Moderno. Jørn Utzon, Sverre Fehn, Carlo Scarpa, Mario Botta o Tadao Ando son nombres que representan un conjunto de características formales que el crítico de arquitectura Kenneth Frampton vino a llamar regionalismo crítico.

El propio Frampton ratificaba recientemente la vigencia de este término, aunque matizando que su “Historia crítica de la arquitectura moderna”, libro de referencia en la historiografía de la arquitectura contemporánea, tenía un regusto excesivamente eurocentrista. En cualquier caso, el regionalismo crítico es una etiqueta por sus propios autores, como sucede en el caso de otros estilos como el posmodernismo o el deconstructivismo.

Aunque desconozco si aceptaría la etiqueta de buen grado, el arquitecto Sannuki Daisuke reconoce que su edificio de apartamentos en el distrito de Binh Thanh, en la ciudad de Ho Chi Minh, se fundamenta en la importancia de los materiales locales, la integración en la fachada y las condiciones de luz y soleamiento, características todas del regionalismo.

La vivienda diseñada por Daisuke utiliza profusamente la terracota, sea en bloque de celosía o en baldosa, al modo utilizado por la arquitectura tradicional. Su uso responde a varios fines: permite cerrar espacios, con los bloques en celosía, al tiempo que favorece una ventilación cruzada vital en climas tropicales. Como muestra, la impresionante composición de la fachada principal y su juego geométrico. Por otro lado, el material tiene un buscado contraste con el enlucido blanco del exterior, y con ello señala puntos importantes como balcones, escaleras, ventanas o patios. Además, de la unión de estas dos particularidades surge la creación de los espacios «lanai», zonas que son tanto exterior como interior, habituales en Vietnam.

Características de la arquitectura local. La integración de la construcción en el distrito de Binh Thanh es total, ya que el diseño empuja el edificio hacia los límites de la propiedad, formando dos torres que dejan un hueco en el interior de la estrecha crujía. De ese modo, se procura un espacio interior al cobijo del sol y se separan los núcleos familiares principales.

Si sumamos las características que hemos enumerado (uso de las técnicas de construcciones locales, integración en el entorno y cuidado de las condiciones bioclimáticas), no podemos dejar de ver el regionalismo crítico en todo esto. Se podría sostener que son muchos los estilos que caben en esa definición; sin embargo, existe una peculiaridad antagónica en el estilo, ya que su propio nacimiento se plantea desde la confrontación al Movimiento Moderno de inicio de siglo XX, buscando romper la homogeneización que éste traía a todo lugar donde se aplicara.

Casi un siglo después de esa pretendida evangelización moderna, es difícil distinguir cuándo un edificio se ha construido en Tokio o en Estambul. La respuesta a estos bloques de vidrio pasa por reconocer los valores intrínsecos de cada arquitectura local.

Como sucede en el caso del diseño de Sannuki Daisuke, volver la mirada a las técnicas tradicionales puede hacer que lleguemos a un punto cercano a la innovación, con una baja huella ecológica. Pero más allá de las soluciones formales, ocurre que cuando se construye en un periodo corto de tiempo en una zona geográfica determinada, se puede llegar a crear un estilo que vaya en contra de lo anterior y defina un periodo histórico, un pensamiento político o una nación. Así lo ha demostrado la arquitectura catalana desde la Transición, o en un breve periodo de tiempo, los coqueteos con la Tendenza surgidos con la restauración de las instituciones de Hego Euskal Herria tras la dictadura.