Miren Saenz - Maider Eizmendi

Impresiones desde la Behobia

El próximo domingo se celebra la 53 edición de esta carrera pedestre que pone en marcha a miles de corredores, voluntarios y público. Convertida en un fenómeno social con muchos puntos de vista, 7k ha recogido una pequeña muestra de cómo la ven sus distintos implicados.

Jaime Alzugaray «El Pirata»

La banda sonora de Gaintxurizketa

¿Qué sería de la Behobia sin el público? Una hinchada tan numerosa y animada que prácticamente ocupa los veinte kilómetros de arcenes y aceras que separan el barrio irundarra, ubicado al sur del río Bidasoa, de la llegada instalada a escasos metros de la desembocadura del Urumea; una afición tan fiel que está dispuesta a plantar cara al frío o al calor, la lluvia o el viento y, en muchos casos, curtida desde hace años, como es el caso de Jaime Alzugaray, quien de chaval ya acudía con sus padres a animar a sus vecinos del barrio donostiarra de Egia que se colgaban un dorsal. Años después incluso él mismo llegó a participar en cuatro o cinco ediciones hasta que regresó a «su sitio» en la subida a Gaintxurizketa para empezar a forjar la que podríamos llamar «leyenda del Pirata».

En sus metros de carrera, Jaime pincha heavy clásico, trans metal, hardcore... en definitiva, música cañera. Porque la banda sonora de la subida más famosa y temida de esta carrera pedestre incluye muchos decibelios. En un principio, Alzugaray acudía a la carrera como a los conciertos, ikurriña en mano, hasta que terminó de completar una vestimenta que le ha valido el sobrenombre por el que le conocen todos los aficionados. Con la camiseta, el gorro y la bandera pirata, y sin abandonar la ikurriña, Alzugaray acostumbraba a abrir de par en par las puertas de su furgoneta y dejaba «fluir» la música al paso de la carrera. En las últimas ediciones, los organizadores han terminado por incluirle en el recorrido oficial, proporcionándole una mesa de mezclas y un buen equipo «que es una gozada», reconoce.

El personal ha terminado por agradecerle su entrega, no solo los aficionados que se hacen selfies con el Pirata, sino los corredores que viajan en las zonas más lentas de la prueba e incluso hasta los concentradísimos atletas que pelean por el triunfo, que en alguna ocasión le han hecho un gesto. Alzugaray cree que ha ganado con el cambio de recorrido: «Ahora tenemos más sitio para instalar el chiringuito», comenta.

Habitual en los conciertos, este donostiarra ha llegado a regresar a toda prisa desde Pau, tras asistir a una actuación de Scorpions, para llegar a tiempo de ejercer de animador de la Behobia. Este año tiene el corazón partido: tendrá que elegir y solo podrá acudir a la primera jornada del punkarra Gasteiz Calling para cumplir el “ritual behobiano”. «Ya no puedo faltar, porque además la gente lo agradece tanto...».

 

Fernando Michelena Muguerza

Sensibilizando y a la carrera

El tío abuelo de Fernando Michelena Muguerza fue Juan Muguerza, el primer ganador de la Behobia hace casi un siglo (1919). El legendario atleta elgoibartarra, en cuyo pueblo se disputa un Memorial que lleva su nombre y en enero cumplirá su 75 edición, murió durante la Guerra Civil, víctima de un bombardeo cerca de Mungia. Fernando recuerda que en su casa se hablaba de él pero sobre todo de su abuelo Francisco, «porque corrían los dos: Juan ganaba todo y mi abuelo era el eterno segundón»

Michelena no ha podido correr nunca la Behobia «la he hecho veinte años, pero en coche», especifica, porque sufre distrofia muscular y va perdiendo poco a poco fuerza en los músculos, lo que no le ha impedido probar con el esquí, el rafting o subir al monte con la Joëlette –una silla especial de una sola rueda diseñada para que las personas discapacitadas puedan practicar senderismo–. Ha terminado practicando tiro olímpico con carabina de 10 metros y ha ganado Campeonatos de España que le han permitido participar en la Copa del Mundo, donde ha logrado la mínima para competir el próximo año en el Mundial de Corea del Sur, al que espera acudir. Casualidades de la vida, ha terminado unido a la carrera que inauguró su tío abuelo. En 1996, Fernando trabajaba en Katea, un centro especial de empleo, cuando recibió la llamada de Kemen (club dedicado al deporte para discapacitados y organizador de la Behobia en silla de ruedas) para echar una mano con la carrera. Un año después de su «bautizo» en la Behobia, a Fernando le propusieron ejercer de secretario de la entonces agrupación deportiva de minusválidos vascos y ahora cumple su segundo año como presidente. «La Behobia es nuestra mayor jornada de sensibilización –explica–. Es la carrera que más gente ve. A Kemen le conocen más por la Behobia que por todo lo que hacemos, y eso que organizamos cursos, cursillos y cantidad de deportes».

La organización implica una logística determinada; por eso, en el apartado de discapacitados la inscripción incluye el alojamiento de atletas. «El día de la carrera hay que llevar sus sillas de correr más las de calle que utiliza cada uno de ellos. Salimos del hotel y llevamos dos camiones, dos autobuses y cuatro furgonetas adaptadas hasta la salida, y allí se cambian a la de correr o la handbike. Las de calle se meten en los camiones y se trasladan a la meta».

Una labor que sería imposible sin los voluntarios: «Son unos doscientos, que nos ayudan en todo. Sin ellos sería imposible».

 

Enrique Cifuentes

El presidente por antonomasia

Es el presidente más longevo del Fortuna y a los datos nos remitimos: el club que organiza la Behobia ha cumplido 106 años, de los que Cifuentes lleva 36 en el cargo. Recuerda que en 2002 tuvieron lugar unas elecciones muy reñidas y entonces peleó por el puesto, «porque no me gustaba el rumbo que proponía la otra candidatura para el club». Salvo entonces, cada cuatro años se renueva parte de la junta directiva pero no la presidencia. Comenta entre risas que «son puestos que nadie quiere, no es un mérito mío. Da trabajo y no ganas dinero, pero te da satisfacciones. Y cuando estas pesan más que el trabajo y las preocupaciones, sigues adelante».

Cuenta que lo suyo era el monte, el ciclismo, el piragüismo… pero se hizo al atletismo porque la carrera le cayó del cielo. Cree que el éxito de la Behobia radica en «su buena organización, el respaldo del público, un bonito recorrido –en línea es más atractivo que el circular– y una preciosa llegada al Boulevard, aunque durante muchos años tuvimos que pelear para que no saliera del centro. Pero, sin duda, el ambiente que se crea entre corredores y público es uno de sus grandes atractivos». En sus últimas ediciones, la prueba maneja cifras cercanas a los 30.000 corredores. «Nuestro cometido es seguir haciéndola más atractiva». El running está frenando el espectacular crecimiento que vivió en las últimas décadas por causas tan diversas como la pirámide de edad o que «Donostia no es precisamente una ciudad barata en cuanto a alojamientos. La coincidencia de eventos con la subida de precios es algo francamente molesto para nosotros».

«Tener una carrera con unas dimensiones que ya conocemos siempre da un poquito más de tranquilidad a la hora de afrontar la seguridad. La ventaja es que ya lo hemos conseguido, porque hasta ahora cada edición suponía un nuevo reto debido a que la participación siempre aumentaba y, a veces, de manera importante. Ahora estamos incidiendo precisamente en el aspecto de la seguridad sanitaria. Seguramente la Behobia es la carrera que ofrece el mayor dispositivo médico de todas las de su distancia, incluso maratones. Son muchas personas y no nos lo tomamos a la ligera. Hay que estar preparado para lo que ocurra».

¿Y el perfil de corredor? «Afortunadamente, el que apostaba con sus resultados pasó a la historia, ahora se prepara hasta el punto de que el atleta popular tiene menos incidencias que algunos de los que van cerca de la cabeza. Llegan mucho mejor preparados que hace 20 o 30 años».

 

Nerea Hermo, Eva Esnaola, Miren Saez eta Alazne Mujika

Korrikalarien akuilu izango diren lehen emakumeak

Parean jarritakoari ere begiak umeltzen zaizkio Alazne Mujika Behobiaz hitz egiten entzundakoan, emozioa darie bere hitzei. Aurten, gainera, berezia izango da lasterketa berarentzat, Eva Esnaola, Miren Saez eta Nerea Hermorekin batera Behobia-Donostia lasterketak erbi lanetan izango duen emakumeetako bat izango baita 44 urteko azkoitiarra. Lasterketako historian lehenak izango dira, eta, hala, 50 urte egin aurretik eta Zegama-Aizkorri amaitzearekin batera, bere buruari jarritako erronketako bat gainditzea lortuko du.

2009ko irailaren 22an hasi zen korrika egiten Mujika. Zalantza izpirik egin gabe jarri du eguna. «Bikiak ditut eta haiek lau hilabete egin zituzten arte eman nien bularra. Lau hilabete egin zituzten egunean nire buruari oparia egin nion: irten eta hogei minutuz korri egitea», gogoratu du. Beretzat denbora hartzeko egindako keinutik sortu zitzaion egun ezinbesteko duen zaletasuna. Pareko istorioa kontatu du Hermok, zapatilak jantzi eta bizilagun batekin kalera irtetea erabaki zuen eguna gogoan. Orduz geroztik errepideari lotu ziren biak, eta, berandu baino lehen, errepidearen bazterretik horrenbeste alditan ikusitako lasterketari. «Oilo ipurdiarekin ikusten nuen lasterketa. Hunkitu egiten nintzen lehenengoak pasatzen ikusitakoan, baina are gehiago azkenak ikusten nituenean. ‘Jende honek dauka meritua’, pentsatzen nuen beti nire burua lasterketan bisualizatzen saiatzen nintzen bitartean», aitortu du Mujikak.

Irudikapen hori errealitate egin zuen laukoteak, goizago batzuek, geroago besteek. Miren Saez donostiarrak aurten 25. aldiz parte hartuko du lasterketan eta «zilarrezko ezteiak» ospatzeko sekulako oparia egin diotela antolakuntzatik aipatu du. «Proposamena egiteko deitu nindutenean, ezin nion pozari eta negarrari eutsi. Ohorea da niretzat, eta nolakoa gainera!», nabarmendu du.

«Bazen garaia!». Ilusioa, urduritasuna eta erantzukizuna dira, euren hizketaldian behin eta berriz errepikatzen diren hitzak. «Bazen garaia!», horrelakorik ere entzuten zaie. Izan ere, gero eta gehiago dira lasterketan parte hartzen duten emakumeak, baina orain artean ez zituen inork akuilu eta erreferentzia lanetan jarri, eta, estreinakoz erbi gisa aritze horrek, «eztarrian korapiloa» ere eragiten die. Izan ere, nolabait eredu ere izango dira lasterketaren barrutik edota espaloitik begira dituztenentzat: «Nik etxean neska-mutilak ditut, eta, saiatzen naiz, ‘hau mutilena da’ edota ‘hau neskena da’ esaten dutenean, horrek ez duela horrela izan behar ulertarazten. Horretarako, ordea, ereduak behar dira», aipatu du Mujikak.

Hermok aitortu du asteak daramatzala ibilbidea irudikatu eta zonalde bakoitzean zer erritmo jarriko duen buruz errepasatzen. Ordu bat eta berrogeita hamar minutuko denbora egin nahi duten korrikalariak eramaten saiatuko da bera. Mujikak eta Esnaolak ordu eta berrogei minutuan osatzekoa dute ibilbidea, eta Mujika kalkulu-orri eta guzti ari da ibilbidean eraman behar duten erritmoaren kontuak ateratzen. Patxada gehiagoz sumatzen da entrenamenduetako lagun duen Esnaola urnietarra. Bitan baino ez du egin Behobia-Donostia lasterketa 56 urteko korrikalariak, berak maiteago ditu-eta maratoiak. «Niri Behobia gustatzen zait, baina, batez ere, errepide bazterretik ikusteko. Sasoi honetan maratoia prestatzen aritzen naiz eta goizean entrenatu eta dutxatu ostean joan ohi naiz lasterketa ikustera», nabarmendu du. Aurtengoan ez du baina halakorik egiterik izango, bestelako lanak jarri dizkiote-eta.

Miren Saezek lasterketa bi orduan osatu nahi duten korrikalariez inguratuko da lasterketan. «Erritmoetan baino, nire bueltan batzen diren korrikalariak zein modutan anima ditzakedan pentsatzen ari naiz ni. Egin beharreko denbora kontuan hartuta, uste dut nire ondoan joango den jende askorentzat agian bere lehen Behobia izango dela, eta, hortaz, nire helburua guztiek ere gozatzea eta datorren urtean berriz ere parte hartzeko gogoz amaitzea da», aipatu du.

Lau izango dira aurten, baina, nork daki, datorren urtean gehiago izango dira agian. «Gu korrika hasi ginenean gutxi ginen emakumezkoak. Agurtu ere egiten ginen, guztiek ezagutzen genuelako elkar! Gaur egun, gero eta emakume gehiagok parte hartzen dute lasterketetan eta erbi gisa gu irtetea beste pausu bat da», ohartarazi du Saezek.

Normaltasunerako urratsa dela ulertu arren, esker hitzak baino ez dituzte lauek emakumeak ere erbi lanetan jartzeko ahaleginak egin dituzten pertsona guztientzat. Ardurak lasterketa bezperetan aurretik ere arina zuten loa eragotziko diela seguru daude, baina, halaber, seguru daude Behobia eta Donostia batzen dituen metro bakoitzean irribarrea eta poza ezkutatzeko modurik ez dutela izango.

Juanjo Rodriguez

Impresiones desde la meta

Durante años, Juanjo Rodriguez fue el responsable del montaje de meta de la Behobia y, aunque ahora haya pasado a la retaguardia, pocas personas han conocido tan de cerca ese punto concreto que visibiliza el final del esfuerzo y donde se desbordan todas las emociones. Este donostiarra, que entró en el Club Deportivo Fortuna con 25 años y en 2000 pasó a formar parte de su directiva, recuerda que desde los tiempos en el que él mismo corría la Behobia y desde cuando comenzó a colaborar, «la carrera sigue siendo la misma pero, a la vez, ha cambiado completamente». También el mundo es otro en la era tecnológica: «Los chips, las inscripciones y servicios de nueva creación». ¿Para mejor? Él opina que sí, porque «uno de nuestros objetivos es que la gente corra y disfrute y, cuantas más facilidades des y más gente lo haga, es mejor para la carrera».

Juanjo ha vivido los tiempos de megáfono y silbato, cuando las clasificaciones se cogían a mano y, tanto en el inicio de la carrera como al final, no había forma humana de evitar los embudos. «Cuando teníamos solo una salida se nos atascaban los corredores pisándose unos a otros, algo que también sucedía en la meta. Hubo un año en que la antigua llegada por la parte peatonal del Boulevard no funcionó y se decidió pasar a los corredores a la calzada y hacer el giro para los avituallamientos y el operativo sanitario de asistencias». Reorganizar la salida y la meta con un diseño en el que colaboraron matemáticos, ingenieros y expertos en movilidad también propició que la carrera creciera en calidad y en cantidad. La prueba es que «a pesar de que hay mucha más gente, el flujo de llegada es constante y continuo, no tiene los picos que tenía antes».

Rodríguez, que ha vivido momentos de tensión, motivados por alguno que llega fuera de sí o por los que se cuelan y corren sin dorsal, valora muy positivamente la actitud de los participantes. «El corredor se porta bien porque desde la organización se le exige bastante. Se le pide que, nada más llegar, siga corriendo o se mueva para dejar sitio a otros. A pesar de llegar cansados y algunos emocionalmente alterados, la inmensa mayoría normalmente se portan no solo bien, sino muy bien. Aunque la gente llegue cascada, verle llorando, riéndose, abrazándose, son momentos muy emotivos».

Ahora se puede decir que ha descansado por fin del stress de la Behobia, aunque no del todo. «Los puestos de responsabilidad se han profesionalizado bastante, lleva mucho trabajo y hay que invertir muchas horas. Así que ayudamos el día de la Behobia y hacemos otro tipos de cosas, pero sin la responsabilidad que teníamos antes».

 

Trihas Gebre

La plusmarquista para la que nada es imposible

Se puede decir que a la etíope Trihas Gebre la Behobia le cambió la vida y eso que su estreno en la carrera resultó especialmente accidentado. Procedente de Wukro, una de las zonas más desfavorecidas de la región norteña del Tigray, esta atleta recaló en Euskal Herria hace siete años junto a tres compatriotas a raíz de un acuerdo de colaboración entre la obra social del Club Deportivo Fortuna y la Fundación Etiopía Utopía, por el que se propiciaba que cuatro etíopes participaran en la veterana prueba. Cuando llegó el día grande, un malentendido en la salida les obligó a salir los últimos. Sorteando a cientos de corredores, Gebre llegó a establecer la segunda mejor marca de la carrera, pero se quedó sin podio porque el reglamento establece que ganan los primeros en cruzar la meta, los que ve el público.

Un año después regresaba para fijar su residencia en Donostia y saldaba cuentas con la Behobia en una actuación memorable. Pese a sufrir problemas estomacales –en los dos últimos kilómetros llegó a vomitar hasta cinco veces–, se convirtió en la nueva plusmarquista al concluir los 20 kilómetros en una hora, ocho minutos y siete segundos. Entró en el puesto 23 de la general, adelantando a 19.652 participantes, de los que 16.589 eran hombres.

Gebre, que en Etiopía corría 3.000 metros obstáculos, se centró en el 5.000 y 10.000 metros, fue a mundiales y europeos de cross, siendo olímpica en los Juegos de Río de Janeiro'2016 y mundialista en Beijing’2015, para renunciar a Londres’2017, afectada por la repentina muerte de su madre, ocurrida unos meses antes. «¡Oh! la Behobia, ¡qué bonita, tanta gente, tanto ambiente!», exclama al otro lado del teléfono desde la Blume, la residencia para deportistas de alto rendimiento donde se ha instalado. «Me encantaría correrla y batir el récord en el nuevo circuito, pero ahora no puedo porque estoy becada», explica. La Federación Española de Atletismo no permite a los que perciben su ayuda económica participar en pruebas que no figuren en su calendario, como es el caso de la popular vasca. Hace justo dos semanas, Gebre batió en Valencia el record estatal de medio maratón. Se lo quitó a Rocío Ríos, otra ex record woman de la Behobia. Ahora ya tiene la mínima para el Mundial de la distancia, también recortó el de 20 kilómetros.

Trihas, alias Maitetxu, reconoce que «Donostia me gusta mucho. Para mí, es mi casa pero, para entrenar largas distancias, en la Blume hay más medios», admite la pupila de Ricardo Jiménez, que en Madrid prepara su salto al maratón del próximo europeo que se celebrará en agosto en Berlín.