TERESA MOLERES
SORBURUA

Kokedama

La técnica kokedama consiste en la confección de una bola de tierra arcillosa rodeada de musgo 100% vegetal que imita la forma de un recipiente para las plantas de interior. Las raíces de la planta crecen en la bola de tierra y el musgo no cumple ningún cometido excepto el de recubrir la bola de una manera estética y también para mantener la humedad.

Es una técnica nueva importada de Japón, una mezcla entre el bonsái y el adorno floral tambien nipón llamado ikebana. En su país de origen hay tiendas especializadas en estos arreglos porque, con la sobriedad de su composición, aporta mucha serenidad. No debe confundirse con el arreglo de plantas silvestres o kusanomo.

La esfera de arcilla, trabajada apretando con las manos y recubierta de musgo, se mantiene gracias a unos hilos de hierro que la envuelven de una manera discreta. La arcilla, llamada akadama, es la más apropiada para hacer el recipiente o bola y se puede comprar en los viveros de bonsáis. En algunos libros japoneses, para sujetar la tierra aconsjan rodearla con una gasa para que no se deshaga antes de cubrirla con el musgo.

Muy fácil de mantener, a diferencia del bonsái, el kokedama solo necesita riego. El riego se realiza a través de un embudo en la esfera, porque hay que evitar mojar el musgo para que no coja color marrón. El agua, a temperatura ambiente y poco mineralizada; si es del grifo, mejor dejarla reposar 24 horas para que se evapore el cloro. Cinco o seis meses después de comprar o instalar nuestro kokedama, añadiremos al agua de riego abono propio de orquídeas a dosis rebajada. Hay que evitar el sol directo: lo mejor es colocarlo cerca de una ventana con luz tamizada por cortinas transparentes. A pleno sol habrá que alejarlo dos metros de la ventana. Las plantas se escogen por la facilidad de su cultivo y por sus cualidades gráficas: esparraguera, arecas, hiedra, aloe, agave, sansiviera, ficus ginseng y helecho pata de conejo, entre otras.

En la cultura japonesa el kokedama se coloca sobre un soporte, una bandeja de bambú o en una mesa baja, teniendo en cuenta que las hojas deben estar en un segundo plano para que no anulen la contemplación del objeto principal, sea un bonsái o una escultura. Para obtener cierta asimetría, se admite que solo una rama sobresalga.