TERESA MOLERES
SORBURUA

Cítricos de Navidad

Las muy conocidas y clásicas plantas de Navidad las podemos sustituir por arbolitos con cítrico en tiesto, como naranjas, limones, kumkuat, limas, mandarinas y otros árboles exóticos todavía desconocidos en nuestro entorno, sean combavas de hojas perfumadas o cedrats con corteza, que huelen a cedro. Aportan alegría al ambiente navideño por sus frutos de colores vivos, su follaje persistente y denso, sus flores preciosas y olorosas y, además, son de fácil cultivo.

Los cítricos plantados en primavera necesitan un lugar con mucho sol en invierno –al menos 8 horas de luz – y una temperatura nunca inferior a 10-12 grados. Su cultivo en tiesto durará muchos años si tomamos la precaución de abrigarlos en invierno o introducirlos en casa. En el momento de comprarlos se debe comprobar que las raíces estén desarrolladas y que tengan aspecto firme. Y mejor que sea un injerto de otro cítrico crecido en tierra, ya que resultará más resistente a las enfermedades y al frío que los no injertados. Es conveniente cambiarlos de tiesto en febrero-marzo si las raíces salen por el orificio de drenaje y el nuevo deberá tener un diámetro 4 o 5 centímetros mayor al anterior. Además, aunque suene raro, es mejor que sea de plástico o de barro con el interior barnizado, ya que a este tipo de arbolitos no les gusta los materiales porosos. En cuanto a su mantenimiento, hay que regarlos solamente cuando la tierra de la superficie esté seca. Respecto al abono, necesitan fertilizante rico en nitrógeno después de la poda de marzo, durante su crecimiento vegetativo, y en otoño, cuando los frutos se están desarrollando.

Normalmente, los arbolitos comprados en vivero vienen ya formados y a las personas que las adquieren solo les piden una poda de mantenimiento antes de que comiencen a salir los brotes y hojas nuevas, así como cortar las ramas muertas y las exteriores que rompen la silueta redondeada.

Cítricos de crecimiento lento y hojas pequeñas como el Citrus myrtofilia y el calomondin o naranjo en miniatura (Citrofortunella microcarpa) se adaptan muy bien al cultivo en bonsáis. Como sus parientes grandes, necesitan mucha luz y protección de las bajas temperaturas, abono rico en fósforo y potasio y menos en nitrógeno y riego en forma de lluvia fina.

Además, gracias a los frutos de un árbol de Navidad diferente podremos preparar mermeladas muy apreciadas.