TERESA MOLERES
SORBURUA

El bonsái joven

Si observamos los bonsáis naturales que crecen en las fisuras de las rocas, vemos que tienen hojas muy pequeñas, ramas gruesas y porte achaparrado debido a lo limitado de sus recursos. Además, la poda la practican las cabras al masticarlos. Copiando la naturaleza, en el bonsái joven es muy importante el riego. El tiesto es pequeño y necesita riegos frecuentes para que no se muera de sed. Lo mismo sucede con el corte: para que no pierda su carácter de enano, hace falta cortarlo asiduamente, igual que el masticado incesante de una cabra. El corte consiste en acortar las ramas muy largas que salen de la forma deseada. Igual que hacemos en un seto, la silueta debe permanecer densa. Las hojas no se cortan, solo las ramas y unas diez veces por temporada.

Las ligaduras con hilos de cobre para mantener su forma tienen partidarios y detractores. Con esta técnica se gana en años, y se consigue la forma determinada sin necesidad de cortes de formación. Sin embargo, fragiliza las ramas y, en algunos casos, el hilo puede hincarse en la corteza.

Renovar la tierra no quiere decir cambiar el bonsái a un recipiente mayor. La mejor época para cambiar la tierra por primera vez es a finales de invierno. Sacaremos el árbol con sus raíces tirando con cuidado. Con la ayuda de un tenedor curvo, peinaremos las raíces para separarlas y ordenarlas quitando la mayor parte de la tierra. La tierra nueva debe ser adecuada para bonsáis: dos partes de tierra, dos de tierra arcillosa y una de materia porosa. Los agujeros de drenaje se tapan con rejillas para que no salgan las raíces. Luego, con la tierra formaremos un cerro o una colina pequeña en el centro de tiesto, justo hasta la altura del reborde. Cuidando la estética, situaremos encima el bonsái. Rellenaremos con tierra los espacios entre las raíces y el reborde del tiesto y, posteriormente, colocaremos las piedras o elementos decorativos. Para acabar, inundaremos el bonsái regándolo en forma de lluvia fina. Y mantendremos la tierra húmeda hasta reanudar el crecimiento, que no tardará mucho.

Como el bonsái es un arbolito frágil, necesita otros cuidados esenciales, protegerlo de la intemperie, de las corrientes de aire y de las temperaturas extremas.