XANDRA ROMERO
SALUD

Volviendo la vista a Ámsterdam

Qué tiene Ámsterdam, además de los coffee shops y los canales? Pues parece que la ciudad también es pionera en políticas de salud contra la obesidad que sí funcionan. Y remarco el “sí” porque, por el momento, esta urbe de los Países Bajos es la única que ha implementado un plan contra la obesidad infantil y, tras cinco años, ha comprobado cómo su éxito ha hecho que otros países vuelvan su mirada hacia ella –no, aquí, como siempre, vamos a la cola–.

Ya hemos hablado de la obesidad en datos, porcentajes y estimaciones tanto a nivel mundial como estatal, pero, mientras siga representando una epidemia a nivel mundial, no dejaremos de ponerle números a esta enfermedad.

Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad causa la muerte de 2,8 millones de personas al año, ya no solo en países desarrollados, sino también en países en vías de desarrollo.

En este caso, la capital de los Países Bajos ha optado por controlar desde el inicio la obesidad y ha decidido implantar una serie de acciones para erradicar la obesidad infantil en la ciudad, que tiene una de las tasas más altas de sobrepeso, donde una quinta parte de los niños tienen obesidad. 

Frente a instituciones de muchos otros países que intentan aplicar políticas para frenar esta epidemia, Ámsterdam ha optado por implicar y responsabilizar a toda la ciudad; es decir, centros escolares, profesorado, entrenadores y entrenadoras, familia y personal sanitario, entre otros, se responsabilizan de que se cumplan las siguientes premisas:

Priorizar agua y lácteos frente a los zumos de fruta y cualquier otro tipo de bebida azucarada. De hecho, no se permite a los niños y las niñas llevar al colegio ninguna de estas últimas.

Se permite llevar fruta y, de hecho, gracias a una subvención europea, todos los niños tienen una pieza de fruta o verdura durante tres días a la semana. Sin embargo, no se permite llevar bollería industrial u otros snacks de elevada densidad calórica y alto contenido en azúcar.

Además, en lo que respecta a los progenitores, se intenta promover el hecho de que lleven a los niños y niñas en bicicletas.

La responsabilidad de los colegios, además de “vigilar” el cumplimiento de estas premisas, es promover un estilo de vida saludable a través de la impartición de clases colectivas de comida sana en las que la infancia aprende cómo elaborar recetas de sus platos favoritos pero en versión saludable.

Y por último, a las empresas de comida rápida o refrescos con azúcar se les ha prohibido patrocinar eventos deportivos escolares e, incluso en algunos McDonalds, también se ha prohibido la venta de patatas fritas o refrescos a los menores que no van acompañados por sus progenitores.

Ámsterdam puso en marcha en 2012 este plan trabajando a pequeña escala, distrito a distrito, y el resultado, tras cinco años, es que la obesidad infantil ha disminuido en un 12%.

De modo que, como siempre y para terminar, una reflexión: Mientras en Ámsterdam se reduce de forma significativa la obesidad y el Fondo Mundial Para la Investigación del Cáncer aconseja evitar los “refrescos”, no consumir comida rápida o hacerlo esporádicamente, evitar carnes procesadas y no beber alcohol, la Fundación Española de la Nutrición tiene como promotores a Coca- Cola y Pepsico (refrescos), Telepizza y McDonalds (comida rápida), Campofrío (carne procesada) y, de remate, Vega Sicilia (alcohol).

No se trata de criticar porque sí, simplemente de saber dónde estamos y dónde tenemos que llegar, y de que tenemos que empezar a tener claro qué cosas sí funcionan y qué cosas no.