TERESA MOLERES
SORBURUA

Invasores de pinos

El ataque de los escólitos o escolítidos a los pinos es un problema internacional. Se trata de unos insectos diminutos que, sin embargo, pueden acabar no solo con el ejemplar más grande, si no también con bosques de coníferas, incluso pueden atacar especies frondosas. Las larvas de estos insectos minúsculos son unos gusanos blancos que muerden la parte llamada cambium. El cambium es una capa muy fina que está entre la corteza y la madera de los árboles, y es vital porque transporta la savia ya elaborada hacia las raíces, y es responsable del crecimiento del grosor de los tallos.

Estos insectos perforadores, además de comerse el cambium, hacen galerías por las que entran champiñones patógenos, como sucedió hace unos años con la grafosis del olmo que hizo casi desaparecer estos árboles motivado por la entrada de un insecto invasor.

En el caso de los pinos, el ataque comienza por las ramas que cambian de color a un marrón oscuro y después se extiende a la totalidad del ramaje. El insecto está solo unas semanas al aire libre, pone los huevos en un agujero y las larvas comienzan perforando galerías paralelas entre ellas mientras se comen el cambium azucarado. Una vez que el árbol ya está muerto, al cortarlo para retirarlo, se observa la característica de la invasión: galerías en forma de estrella a partir de un agujero central donde los padres comienzan a procrear.

Se dice que a un pino sano es difícil que le ataque el insecto, sin embargo, si lo sufre, hay que actuar con rapidez. Es importante vigilar los troncos, y al hacerlo, lo primero que se observa son unos agujeritos en la superficie de la corteza. Cuando los pinos ya están debilitados, sobre todo por temperaturas muy altas, si muestran el ataque de estos insectos para evitar el contagio a los ejemplares cercanos, es necesario cortarlos y destruirlos en un lugar apropiado. Como prevención, podemos regarlos de manera abundante en tiempo de sequía prolongada; serán necesarios quince litros por metro del tronco y por semana. El pino muerto, una vez cortado, no puede utilizarse porque su madera invadida por larvas es contagiosa hasta un año después de la muerte del árbol.